Tipos de evaluación educativa: métodos y nuevas tendencias

13/11/2024 | Santander Universidades

El 28% de los docentes considera que uno de los principales retos de su profesión es la evaluación del alumnado, de acuerdo con la encuesta El profesorado en España 2023 de la Fundación SM. Esto es debido a que estamos ante un proceso clave en la medición del rendimiento y progreso de los estudiantes. Ahora bien, en un mundo en constante evolución, los tipos de evaluación educativa también se deben adaptar a los nuevos requerimientos para un aprendizaje exitoso. 

Por ejemplo, ¿sabías que, en la actualidad, el 92% de las ofertas laborales precisan habilidades digitales? Así lo pone de manifiesto el informe Closing the Digital Skill Divide? Por tanto, para que el alumnado esté preparado para acceder al mercado laboral, los docentes deben integrar las nuevas tecnologías y las tendencias en enfoques educativos en los tipos de evaluación.

Sin embargo, ¿conoces los diferentes tipos de evaluación que tiene a su disposición el profesorado? ¿Estás familiarizado con los nuevos métodos que han surgido para dar respuesta a las necesidades educativas actuales y qué beneficios aportan? Te lo explicamos todo a continuación.

¿En qué consisten los tipos de evaluación?

En el contexto educativo, la evaluación se refiere al proceso mediante el cual se mide el aprendizaje de los estudiantes, así como la efectividad de los métodos de enseñanza utilizados. En este sentido, la Guía para la elaboración de pruebas de evaluación educativa define la evaluación educativa como “una actividad o proceso sistemático de identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha valoración, tomar decisiones”. 

Ahora bien, la evaluación no solo se limita a calificar un examen, sino que abarca una serie de enfoques que permiten valorar el progreso y las competencias adquiridas. De ahí que los tipos de evaluación sean diversos, cada uno con un propósito y metodología específica. Algunos, por ejemplo, están diseñados para diagnosticar problemas, otros para ofrecer retroalimentación durante el proceso de aprendizaje, y algunos simplemente miden el resultado final.

¿Cuántos tipos de evaluaciones existen y cuáles son?

En educación, existen varios tipos de evaluación que se pueden clasificar en función de distintos criterios: 

  • Por su finalidad

    • Diagnósticos. Se utilizan al inicio de un proceso educativo para identificar el nivel de conocimientos previos del estudiante y detectar posibles dificultades. Un ejemplo sería un test inicial para medir los conocimientos previos de un curso de Matemáticas.

    • Formativos. Estos tipos de evaluación se realizan durante el proceso de enseñanza para ofrecer retroalimentación continua. Sería el caso de la corrección de trabajos o exámenes parciales, cuyo objetivo es mejorar el aprendizaje.

    • Sumativos. Son los que se producen al final del proceso de aprendizaje, cuando se busca medir el logro total de los objetivos. Un caso típico es el examen final de un curso.

  • Por el parámetro de medición: 

    • Basados en objetivos. Estos tipos de evaluación analizan el logro de los objetivos específicos que se establecieron al inicio de la enseñanza. Por ejemplo, un examen que mide si los estudiantes alcanzaron las competencias definidas en la programación docente.

    • Referenciados en la norma. Comparan el rendimiento del estudiante con el de un grupo estándar o promedio. Es común en evaluaciones a gran escala como los exámenes que se realizan para el informe PISA.

    • Ipsativos. Miden el progreso de un estudiante en comparación con su propio rendimiento anterior. Un ejemplo sería un seguimiento individualizado del progreso en habilidades específicas.

  • Según el agente evaluador: 

    • Internos. Los tipos de evaluación internos son llevados a cabo por los mismos docentes o instituciones. Por ejemplo, un profesor evaluando a sus propios estudiantes en clase.

    • Autoevaluación. Son los propios estudiantes los que valoran su rendimiento, promoviendo la reflexión crítica sobre su proceso de aprendizaje. Una muestra sería un diario de aprendizaje donde los alumnos anotan sus progresos y dificultades.

    • Heteroevaluación. Es la evaluación que realiza una persona ajena al evaluado. Un ejemplo sería una presentación evaluada por un panel de expertos.

    • Coevaluación. Aquí, los estudiantes evalúan a sus compañeros, permitiendo el intercambio de perspectivas y la retroalimentación entre iguales.

    • Externos. Los realizan una institución o persona ajena a la organización educativa. Un ejemplo sería las pruebas estandarizadas aplicadas por organismos educativos externos.

  • Según el enfoque metodológico: 

    • Cuantitativos. Los tipos de evaluación cuantitativos se basan en la medición numérica del rendimiento, como las calificaciones de un examen. Un ejemplo típico es una prueba de opción múltiple.

    • Cualitativos. Evalúan aspectos más subjetivos y profundos del aprendizaje, como la comprensión crítica o la capacidad de análisis. Sería el caso de un ensayo o una entrevista.

Beneficios de una evaluación eficaz

Existe una amplia variedad de tipos de evaluación, por lo que es importante saber cuáles son los más adecuados en cada caso para lograr un aprendizaje eficaz. De hecho, como advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en su Informe mundial sobre el personal docente, existe una “necesidad de adoptar métodos pedagógicos flexibles que permitan a los docentes adaptar su enseñanza a diversos factores, como el entorno de aprendizaje, la tecnología y los métodos de evaluación”. 

De este modo, con la adaptación de los modelos evaluativos al nuevo contexto imperante, los educadores pueden conseguir un impacto real en sus alumnos. ¿En qué sentido? 

  • Desarrollo personal y profesional. Uno de los objetivos de la educación es lograr la capacitación personal y profesional de los estudiantes. Al adaptar el enfoque de enseñanza a las necesidades reales de los alumnos, esta meta se puede alcanzar con más facilidad. 

  • Motivación. Los jóvenes ya no creen en las clases magistrales, donde el profesor diserta durante horas sobre una materia; abogan por un aprendizaje activo, donde adquieran conocimientos a través de la práctica. Por tanto, introducir nuevos tipos de evaluación más inclusivos y participativos estimula la motivación de los alumnos y disminuye la tasa de abandono de los estudios superiores. Por ejemplo, ¿sabías que, según un estudio de Spinify, cuando una tarea resulta divertida, incrementa la productividad en un 27%? 

  • Mayor enfoque sobre el proceso de aprendizaje. La información recabada durante el proceso de enseñanza y los datos multidisciplinares obtenidos a través de los diferentes tipos de evaluación permite que los docentes realicen una radiografía sobre su metodología, y conozcan en qué puntos está fallando, con el fin de que puedan rediseñar el proceso de enseñanza-aprendizaje para que sea más efectivo. 

Al fin y al cabo, como señala Arturo de la Orden, pedagogo y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, "la evaluación, al prescribir realmente los objetivos de la educación, determina, en gran medida, lo que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, lo que los profesores enseñan y cómo lo enseñan, los contenidos y los métodos; en otras palabras, el producto y el proceso de la educación, querámoslo o no, de forma consciente o inconsciente, están en algún grado canalizados por la evaluación". Es decir, los tipos de evaluación no solo sirven para descubrir el nivel de conocimientos y el desarrollo de competencias que han alcanzado los alumnos, sino que también permiten valorar el trabajo de los educadores y de las instituciones, con el fin de obtener una información clave para mejorar la calidad de la formación. De este modo, se fortalece la educación y se pueden adaptar las prácticas docentes a las nuevas necesidades de los estudiantes.

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La evaluación del futuro

Para lograr un proceso de aprendizaje y un método de evaluación efectivo, es imprescindible que la comunidad docente se repiense y adquiera las habilidades educativas necesarias para formar con éxito a las nuevas generaciones. En este sentido, según afirman los investigadores Héctor Ruiz Martín, Marta Ferrero y Fernando Blanco, en la actualidad, en términos generales, “la forma habitual de evaluar, de la cual derivan las notas, no permite discernir las cualidades del aprendizaje obtenido”. Como consecuencia, es necesario aplicar readecuaciones permanentes de los diferentes tipos de evaluación para que contribuyan a crear un proceso que fomente y dirija el aprendizaje en correspondencia con las tendencias actuales de la pedagogía y la didáctica

No hay que olvidar que las nuevas tendencias del marco educativo consideran al alumno el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, apuntan a que el conocimiento no tiene que ver solamente con la acumulación de contenidos, sino que este representa un medio para aprender a hacer y aprender a ser. Es decir, el fin de la educación no es la evaluación, sino la producción de una sociedad viable. 

Para conseguirlo, hay muchos aspectos del desempeño de cada estudiante que no se pueden determinar mediante las pruebas tradicionales, como el pensamiento crítico, el desarrollo interpersonal, la capacidad para resolver problemas y el aprendizaje profundo. Por ello, los docentes deben reflexionar e introducir en su modelo pedagógico nuevos tipos de evaluación que se adapten a las exigencias del siglo XXI. ¿Cuáles son las últimas tendencias en este sentido?

Diseño inverso

El diseño inverso consiste en un enfoque en el que se invierte el orden del proceso de aprendizaje tradicional. En primer lugar, los docentes fijan los objetivos prácticos que se quieren alcanzar con la formación. Después, se establecen los tipos de evaluación que permiten obtener evidencias fehacientes de dichos resultados. Por último, se planifican los contenidos. 

En este modelo, con la evaluación, no solo se valoran los conocimientos teóricos, sino que también se analizan las habilidades prácticas, conocidas como soft skills. Los profesionales de la educación deben buscar de forma continua cómo mejorar el potencial de los universitarios y fomentar la reflexión para que logren sus objetivos personales. Un ejemplo de centro que impulsa el diseño inverso es la Universitat Pompeu Fabra con su proyecto EDvolución. Se trata de un plan de transformación que aborda distintos enfoques pedagógicos, desde el diseño inverso en la docencia hasta el aprendizaje basado en proyectos, pasando por trabajos cooperativos, reflexiones de casos, clases invertidas y actividades de servicio a la comunidad.

La implementación de nuevas tecnologías en las aulas

¿Sabías que un 73% de los docentes admite que ha usado la Inteligencia Artificial en el aula, ya sea para preparar clases (63%) o para ampliar contenidos (50%)? Así lo señala el estudio Empantallados. Por tanto, la implementación de nuevas tecnologías en el aprendizaje, como el big data o la IA, permite utilizar métricas y softwares de análisis de datos para perfeccionar y personalizar los diferentes tipos de evaluación. 

Un ejemplo es el Mind Lab de un centro de educación superior de Nueva Zelanda en el que se está utilizando la Inteligencia Artificial para desarrollar herramientas de análisis de sentimientos. Con estas herramientas, se investigan las actitudes y las emociones de los estudiantes de Educación Superior cuando interactúan en las redes sociales sobre su experiencia en el curso. Por otro lado, la herramienta Digital Learning Scorecard, de la Universidad de Iowa, utiliza el machine learning para identificar a los estudiantes con dificultades académicas. En ambos casos, la aplicación de la Inteligencia Artificial puede ayudar a interpretar las respuestas y personalizar algunas preguntas de un examen, según el estado personal y las capacidades del alumno.

Personalización

No todas las personas aprenden igual, ni todas disponen de las mismas capacidades, de acuerdo con la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner. Además, según los datos que se reflejan en el estudio Observatorio sobre los Efectos del Sistema de Evaluación por Notas Numéricas en los Escolares, los tipos de evaluación basados en el sistema tradicional de calificaciones numéricas tan solo evalúan la inteligencia lógica y la capacidad memorística, dejando de lado los otros tipos de inteligencia y generan en el alumno la falsa idea de que lo importante es aprobar y no aprender. De ahí la importancia de que los educadores utilicen todas las herramientas disponibles para personalizar la experiencia, adaptando así los exámenes a cada alumno, y medir su rendimiento.

En este sentido, dos profesores de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, ofrecen ayuda personalizada a sus alumnos de Ingeniería a través de la plataforma Smart Sparrow. En esta, los estudiantes resuelven problemas comunes de ingeniería con la ayuda de simulaciones interactivas y, a partir de la respuesta de cada alumno, el proceso de aprendizaje y la evaluación se adapta a su perfil. Otro ejemplo es la Universidad de Pekín, en colaboración con la Universidad Internacional de La Rioja, que diseñó PERFORM, un software que aprovecha los datos de los estudiantes para proporcionar recomendaciones individualizadas, observar los patrones de aprendizaje de los estudiantes de diferentes culturas y así adaptar su evaluación. 

Enfoque colaborativo

Otra de las tendencias en materia de tipos de evaluación es la transición hacia un modelo colaborativo, que integre a los alumnos en el proceso de aprendizaje. Es, por tanto, un enfoque más inclusivo en el que los estudiantes dejan de ser actores pasivos para pasar a ser aprendices activos y en el que el papel del docente debe ser el de guiar y empoderar a los alumnos. Se trata de un modelo que, de acuerdo con el Horizon Report: Teaching and Learning Edition de Educause, es la mejor garantía para una metodología didáctica eficaz.

La Universidad de Sidney, por ejemplo, puso en marcha el proyecto piloto de la iniciativa Inventing the Future, que tiene como objetivo fomentar las habilidades de colaboración multidisciplinar mediante el desarrollo de productos. Los estudiantes trabajan de manera conjunta en ideas, prototipos y búsqueda de financiación y, a través de este trabajo colaborativo, valoran la calidad del resultado de su esfuerzo. 

Gamificación

La gamificación consiste en la ludificación del proceso de evaluación para lograr una mayor implicación por parte de los alumnos. Según el estudio de Gamification and active learning in higher education: is it possible to match digital society, academia and students' interests?, con este modelo, se aumenta su nivel de motivación, se favorece el aprendizaje activo y se desarrollan habilidades relevantes y esenciales para el mundo laboral del siglo XXI.

En la Universidad de Granada, el proyecto de gamificación Star Wars: los primeros Jedi ayudó a los alumnos del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte a mejorar su estado físico general. A través de una aplicación, los participantes obtuvieron resultados superiores en índice de masa corporal, circunferencia de la cintura, índice de masa grasa, porcentaje de grasa corporal y salud cardiorrespiratoria a los de otro grupo de compañeros que siguieron una metodología de enseñanza y tipos de evaluación no gamificados y, por tanto, no utilizaron esta herramienta.

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Fuentes 

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