Las empresas de consultoría no dejan de crecer, lo que demuestra la eficacia de su función en la transformación del tejido empresarial y la economía de los países. En España, por ejemplo, este sector obtuvo unos ingresos de 19.659 millones de euros en 2022, un 15,2% más que en el ejercicio anterior, según la Asociación Española de Empresas de Consultoría (AEC). Y, aún más, la previsión es que esta tendencia siga al alza.
Las empresas, el sector financiero y la Administración pública están invirtiendo en contratar servicios de consultoría. ¿Por qué? Para comprenderlo, resulta fundamental entender qué hace un consultor, cuáles son los diferentes tipos de consultoría que existen y los beneficios que estos profesionales, cada vez más especializados, pueden aportar a una organización o un profesional independiente.
Un consultor es un profesional externo que presta servicios especializados a una compañía o institución para ayudarla a mejorar su gestión, operaciones y/o resultados financieros. Ahora bien, lo más importante es saber qué hace un consultor para lograr estos cambios.
La primera función de un consultor es analizar la situación de una organización con el objetivo de identificar los problemas y oportunidades de mejora. Para recabar datos e información, se reúne tanto con el equipo directivo como con los empleados de los diferentes departamentos y colaboradores. En este punto, resultan cruciales su capacidad de escucha y su mirada externa, las cuales le permiten hacer un diagnóstico objetivo de la situación global y de aquellos aspectos que están dificultando el crecimiento de la organización.
Una vez hecho el diagnóstico, el consultor define las soluciones y mejoras a implementar. Es decir, presenta un plan estratégico detallado que incluye las acciones que se llevarán a cabo, los procesos afectados, los equipos involucrados, las herramientas necesarias, cómo se llevará a cabo la gestión, los timings, etc.
Asimismo, en la actualidad, el servicio de consultoría también suele extenderse al acompañamiento durante el proceso de implantación de las propuestas realizadas.
Un buen consultor se define por su capacidad de aportar valor a una empresa teniendo en cuenta los nuevos escenarios socioeconómicos. En otras palabras, la consultoría requiere especialización de servicios y conocimiento de los diversos sectores de actividad. Estos conocimientos específicos son los que posibilitan su visión integral de toda una organización y la visión pormenorizada de cada una de las áreas que la conforman: administración, recursos humanos, I+D, departamento de ventas, marketing, etc.
No obstante, también se pueden contratar los servicios de un consultor especializado, específicamente, en un área concreta. Entre los tipos de consultoría especializada más demandados destacan los siguientes:
El objetivo es optimizar su actividad y llevar a cabo el proceso de cambio de manera organizada y asegurándose de que todos los actores implicados entienden la estrategia diseñada. Un ejemplo de consultoría estratégica sería la que se realiza para la transformación digital de una empresa o cuando se produce una fusión.
La consultora no tiene por qué sustituir al Departamento de Recursos Humanos de una empresa: aunque puede optarse por un outsourcing, también puede plantearse como un servicio complementario y/o puntual para mejorar un área, evaluar puestos de trabajo y rendimientos, diseñar estrategias para la retención de talento, evaluar necesidades de formación, etc.
Hasta ahora hemos hablado de los beneficios que tiene una consultoría para una empresa o institución. Pero, ¿qué hace un consultor por ti? Al contratar un servicio de consultoría, este te aporta su conocimiento y experiencia. Tengamos en cuenta que un buen consultor acumula en su trayectoria profesional casos de éxito resolviendo problemas similares a los que presenta tu organización. Además, está capacitado para transferir habilidades y metodologías relevantes.
Por esta razón, puedes aprovechar la relación de confianza que se va a establecer entre vosotros para adquirir nuevos conocimientos, expandir tu pensamiento, aprender nuevas formas de solventar problemas, identificar oportunidades, entender las ventajas de implementar las mejores prácticas y obtener información valiosa sobre tu sector.
Y es que, en la actualidad, es clave seguir aprendiendo constantemente, ya que el entorno empresarial, económico, social y laboral está en continua evolución debido a los avances tecnológicos, el surgimiento de nuevas metodologías y los cambios en las tendencias del mercado y la geopolítica. El aprendizaje continuo te permitirá crecer en el plano profesional sabiendo cómo reaccionar a estos cambios.
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