Richard Feynman, físico teórico estadounidense y docente en la Universidad de Cornell que ha desempeñado un papel fundamental en la formulación de teorías cuánticas y la resolución de problemas complejos en diversas ramas de la ciencia, dijo de sus alumnos que: “No sé qué le pasa a la gente: no aprenden comprendiendo; aprenden de alguna otra forma, por la rutina, o de algún otro modo. ¡Qué frágil es su conocimiento!”.
Sin ir más lejos, Feynman tenía razón: si estudias memorizando y no entiendes lo que memorizas, tu conocimiento desaparecerá en poco tiempo. De hecho, según la curva del olvido de Ebbinghaus, de todos los conocimientos que retienes durante el estudio, el 50% se te olvida un día después, el 70% a los dos días y, una semana después, es posible que no recuerdes ni el 3%. No obstante, la perspicaz comprensión de Richard Feynman sobre cómo se adquiere y retiene el conocimiento lo llevó a crear la técnica Feynman, un método que permite comprender de forma profunda los conceptos y retener el conocimiento de manera efectiva.
La técnica Feynman es un método de estudio que tiene como objetivo mejorar la capacidad de comprensión y memorización de un determinado tema para que el aprendizaje sea profundo y duradero.
El creador de esta técnica fue Richard Feynman, un famoso físico que recibió el Premio Nobel en 1965 por su Teoría sobre la Termodinámica Cuántica. También, fue profesor de física y se caracterizó por ser capaz de explicar a sus alumnos teorías muy complicadas con un lenguaje sencillo, porque se dio cuenta de que, cuando utilizaba fórmulas y un lenguaje muy científico, sus alumnos no entendían los conceptos y no los recordaban. De este modo, al simplificar la explicación, lograba que sus alumnos entendieran cada tema y lo memorizaran con facilidad.
Basándose en su propia experiencia de que la mejor manera de aprender algo es ser capaz de explicarlo de forma sencilla, dio lugar a este enfoque de estudio, conocido como técnica Feynman, que se puede aplicar en cualquier ámbito de estudio y en cualquier etapa: desde niños hasta adultos que quieran adquirir nuevos conocimientos.
La técnica Feynman se aplica en cuatro fases que son las siguientes:
Selecciona el concepto o tema a estudiar. En esta fase, se responde a la pregunta: ¿qué quieres estudiar? Es importante que sea algo bastante concreto, por lo que tendrás que dividir la materia a estudiar en partes más pequeñas que pueden ser conceptos.
Imagina que quieres aprender sobre ciberseguridad. Para ello, es aconsejable que dividas el tema en varias partes. Por ejemplo, puedes centrarte en el Phishing para entender qué es, cómo funciona y en qué se diferencia de otros tipos de ataques de ciberseguridad.
Desarrolla el tema en un documento utilizando un lenguaje sencillo. El siguiente paso consiste en redactar con tu propio lenguaje y de forma sencilla lo que has leído en un papel o en otro formato digital. Debes evitar utilizar las mismas palabras que los libros o los documentos.
Asimismo, en esta fase, es importante que, una vez que hayas redactado lo que tienes que estudiar, expongas en voz alta lo que has comprendido. Tienes que imaginarte que explicas estos conocimientos a niños, por lo que debes utilizar palabras y frases fáciles de entender. De esta forma, encontrarás lagunas y errores en el aprendizaje.
Completa la información que falta. Gracias a la fase anterior, habrás podido ver qué información te falta para comprender y aprender el tema. Por ello, ahora es el momento de buscar esta información para cubrir las posibles lagunas y añadirla al texto que has redactado. Para completarla, puedes utilizar imágenes o datos que te parezcan curiosos, por ejemplo.
Reescribe y explica el tema como si lo hicieras para un niño. Llega el momento de poner otra vez a prueba lo que has aprendido. Vuelve a exponer en voz alta lo aprendido, como si se lo explicaras a un niño que no sabe nada de la materia. Es recomendable grabarse a uno mismo y repasar.
Los beneficios de aplicar la técnica Feynman en el estudio son los siguientes:
Comprensión profunda de conceptos y temas. La técnica Feynman no fomenta la memorización superficial, sino la comprensión profunda de los conceptos para internalizarlos y mantener lo aprendido a largo plazo. Además, el estudiante suma el conocimiento adquirido al que ya tenía.
Retención de la información. La explicación activa y la revisión constante de los conceptos hacen que la información se retenga de forma duradera y no desaparezca con el paso del tiempo, como ocurre cuando se memorizan datos.
Identificación de lagunas de conocimiento. Si hay partes de un tema o de un concepto que no se entienden, con la técnica Feynman, es muy fácil identificarlas de forma rápida al exponerlas en voz alta.
Simplificación de conceptos complicados. Al estudiar, pueden aparecer numerosos conceptos técnicos o abstractos que resultan difíciles de entender. La técnica Feynman los simplifica y hace que el aprendizaje sea más accesible y efectivo.
Incremento de la confianza. Con la técnica Feynman, se adquiere una mayor confianza en uno mismo para comprender y dominar temas complejos, lo que fortalece la autoestima y la motivación para el aprendizaje continuo.
Feynman tenía muy claro que no es lo mismo saber el nombre de algo que saber algo, y esto se aplica a cualquier tipo de conocimiento que queramos adquirir. En este sentido, Feynman decía que: “Puedes saber el nombre de un pájaro en todos los idiomas del mundo, pero, una vez que los aprendiste, no sabrás nada acerca de los pájaros. Por lo tanto, mira al pájaro y observa lo que hace, eso es lo que importa. Yo aprendí muy temprano la diferencia entre saber el nombre de algo y saber algo.”
En este sentido, la técnica Feynman es un método de estudio efectivo que nos ayuda a comprender y retener lo que aprendemos, algo especialmente valioso en el estudio durante la edad adulta, ya que en esta etapa a nuestro cerebro le resulta más complicado retener información y aprender.
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