¿Sabes que cada minuto se tiran un millón de botellas de plástico o que cada año se tiran cinco millones de bolsas de plástico de un solo uso? Esto es lo que indican los datos de Naciones Unidas, que apuntan a que, si se mantiene la situación actual, en el año 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos.
Teniendo esto en cuenta, y si queremos cubrir las necesidades de la población actual y garantizar las de las futuras generaciones, es fundamental impulsar la sostenibilidad. Por esta razón, en este artículo te explicamos qué es la sostenibilidad, qué tipos existen y te proporcionamos algunos ejemplos de empresas y ciudades que luchan y apuestan por un futuro sostenible.
La sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer a las necesidades de las generaciones futuras, al mismo tiempo que se garantiza un equilibrio entre el crecimiento de la economía, el respeto al medioambiente y el bienestar social.
Tal y como veíamos en el apartado anterior, los plásticos son un grave problema para los océanos y, según estos mismos datos de Naciones Unidas, más de tres millones de personas dependen de los océanos para su subsistencia. Por tanto, la situación actual debe cambiar si queremos cumplir con el objetivo número 14 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): “conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”.
Tal y como se señala en el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), aunque las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de forma radical en la actualidad, el calentamiento global medio superará, con bastante probabilidad, los 1,5 grados centígrados en un futuro cercano. Este aumento de la temperatura puede tener consecuencias desastrosas, como el deshielo de los glaciares, la desaparición de especies animales y vegetales, los incendios forestales y las sequías, entre otros.
De ahí que tanto las personas como las empresas tengan un papel fundamental para combatir el cambio climático e impulsar medidas que apoyen la sostenibilidad. No obstante, la sostenibilidad no solo se refiere al medioambiente, sino que se debe implantar en otros muchos aspectos. En este sentido, es importante destacar que existen varios tipos de sostenibilidad.
La sostenibilidad ambiental es la que se centra en la preservación de la biodiversidad sin renunciar al progreso económico y social. Las bases de la sostenibilidad ambiental son: cuidar el agua, ahorrar energía, reducir residuos, utilizar envases reciclables, limitar o eliminar el uso de plásticos, utilizar transporte sostenible, reutilizar el papel y cuidar la flora y la fauna.
Un gran ejemplo de sostenibilidad ambiental es la ciudad sueca de Estocolmo, que destaca por invertir en infraestructuras sostenibles, tener bajas emisiones y poseer una muy buena calidad del aire con una tasa de contaminación por debajo de la media. De esta forma, ha logrado un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medioambiente.
Otro ejemplo es el Grupo Bimbo, que tiene como objetivo reducir su impacto medioambiental mediante la agricultura regenerativa con cero emisiones de carbono, el uso de energías renovables o la reducción de residuos.
Cuando se crea una empresa, se genera una estructura en la que hay unos costes y unos ingresos. En el momento en que se alcanza un equilibrio entre ambos factores, la empresa recibe unos beneficios. La sostenibilidad económica hace referencia a la capacidad de la organización de administrar los recursos que tiene y generar rentabilidad de forma responsable a largo plazo.
Un ejemplo de este tipo de sostenibilidad es la compañía Unilever, que en el año 2010 implantó una estrategia para alcanzar un equilibrio entre la sostenibilidad y el rendimiento económico de su negocio. Para ello, tomó varias medidas como: aumentar el reciclaje de envases, impulsar el uso de materiales reciclados y realizar campañas de sensibilización para el consumo responsable.
Asimismo, podemos destacar el caso de la empresa Suez que, en su Informe de Desarrollo Sostenible de 2020, pone de manifiesto que ha reducido en un 95% sus emisiones relacionadas con el consumo eléctrico, mediante la compra y generación de energía renovable; que ha implantado medidas de eficiencia energética y que, además, en cuanto a la preservación de espacios naturales, el 81,5% de sus instalaciones están libres de fitosanitarios y pesticidas.
En cualquier comunidad en la que se realice una actividad económica en un entorno determinado podemos encontrar las tres formas de sostenibilidad conectadas: la ambiental, la económica y la social. Sin embargo, la sostenibilidad social, en particular, tiene como objetivo fortalecer la cohesión y la estabilidad de grupos sociales concretos.
La empresa CEMEX, por ejemplo, trabaja para contribuir al desarrollo social de las comunidades. De esta manera, esta compañía ofrece una vivienda digna, a través de la autoconstrucción y créditos con condiciones de acceso favorables, a aquellas personas que más lo necesitan.
El Grupo Gigante es también otro ejemplo, ya que, mediante la Fundación Gigante, aporta recursos a diversas causas sociales, como la entrega de material escolar a colaboradores o ayudas para la mejora de la salud visual.
Para conocer a fondo qué es la sostenibilidad y qué implicaciones tiene, es fundamental citar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030. La Agenda 2030 es la sucesora de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se estructura a través de los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que en total son 17 objetivos.
En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realiza un informe anual para analizar cómo progresa cada objetivo. A continuación, te presentamos un breve análisis sobre el cumplimiento actual de los ODS en base al informe del año 2021:
Tal y como has podido ver, el informe de la ONU pone en evidencia la necesidad de realizar grandes avances si se quieren conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030. En este sentido, desde un punto de vista individual, cada uno tiene la responsabilidad de actuar y formarse para garantizar un desarrollo sostenible.
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