¿Sabes en qué radica la diferencia entre oír y escuchar? Solo en los casos en los que el oyente mantiene la atención en el mensaje y puede elaborar juicios reflexivos, hablamos de escucha activa. Y aunque parezca natural, en realidad, es una habilidad que se trabaja y que puede resultar una herramienta muy útil en el ámbito laboral.
Por ejemplo, según Hubspot, trabajar la escucha activa con el cliente optimiza la relación entre este mismo y la empresa. De esta manera, conocer sus necesidades y comprometerse con los mensajes recibidos ayuda a fidelizar e incrementar las ganancias.
¿Quieres saber qué es la escucha activa, cuáles son sus beneficios y algunos ejemplos para aprender a ponerla en práctica? Te lo contamos a continuación.
La escucha activa es, en primer lugar, una actitud y una técnica. Utilizarla implica mostrar a nuestro interlocutor que existe la disposición de comprender lo que enuncia. Se trata de una manera de comunicarse en la que se analiza de forma consciente las palabras, a la vez que se valoran otros aspectos complementarios, como los gestos y la postura.
Entonces, teniendo esto en cuenta, técnicamente, ¿qué es la escucha activa? Es una estrategia de comunicación que permite procesar de forma consciente una conversación que se compone de tres pasos:
Asimismo, la escucha activa es una habilidad que se puede desarrollar y que está estrechamente ligada con la empatía, ya que se trata de un proceso que comienza con la disposición y que contribuye a trabajar la inteligencia emocional.
La escucha activa es una habilidad que conviene desarrollar no solo en el plano personal, sino también en el ámbito profesional. Y es que prestar atención en lo que comunican los clientes o los compañeros de trabajo tiene múltiples ventajas. Algunas de ellas son las siguientes:
Ahora que ya se ha definido qué es la escucha activa, los ejemplos te ayudarán a ver mejor cómo puedes comenzar a aplicarla.
En este sentido, pongamos que te encuentras en una reunión en la que un compañero te hace una propuesta y comparte información relevante sobre una tarea que llevaréis a cabo juntos. En este caso, si quieres mantener una escucha activa, procura mostrar un comportamiento no verbal positivo. Es decir, tu expresión, postura y gestos deberían expresar que estás prestando atención a lo que te dice. Asimismo, haz intervenciones precisas, pero no invasivas, esto es, no intentes imponer una nueva idea, sino que escucha todo lo que tiene que decir y haz preguntas concretas y efectivas que guíen la conversación.
Por otro lado, si mantienes una conversación con un cliente, procura mantener la misma actitud de escucha, aprovecha la oportunidad para entender sus necesidades y piensa en cómo tú o la empresa podrían satisfacerlas. Desde luego, demostrar una actitud asertiva mejora las relaciones con los clientes porque proyecta interés y cercanía y genera confianza.
A la hora de hablar sobre qué es la escucha activa, estos ejemplos pueden aclarar un poco el camino, pero lo cierto es que es una estrategia que se desarrolla con la práctica. De este modo, si es una habilidad que no sueles ejercitar, es posible que esta tarea te cueste un poco al principio. Sin embargo, sabemos que la escucha activa es una de las habilidades más importantes para avanzar en el desarrollo profesional. Gracias a ella, podrás manejar mejor las negociaciones y trabajar la empatía para mejorar tus relaciones laborales.
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