¿Sabías que en nuestro cerebro hay más de cien mil millones de neuronas? Estas nacen, se fortalecen y también mueren. De ahí que, para cuidar de este complejo órgano, debemos entrenarlo y ejercitarlo a lo largo de nuestra vida porque, por sorprendente que sea, nuestro cerebro es capaz de seguir generando neuronas y conexiones hasta pasados los 80 años.
En este sentido, la neuroplasticidad es precisamente la capacidad de adaptación y de desarrollo que tiene nuestro cerebro. Se trata de un área de la neurociencia a la que se le dirige especial atención, dado que abarca todos los ámbitos de nuestra vida, incluso el mundo empresarial. ¿Quieres conocer más sobre qué es la neuroplasticidad y cómo desarrollarla y aplicarla en el entorno laboral? Te lo explicamos.
La neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral, es el proceso de aprendizaje neurobiológico. Consiste en la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones.
De esta manera, cuando aprendemos algo nuevo, las neuronas forman redes para comunicarse entre sí y, al poner en práctica esta nueva enseñanza, estas se fortalecen facilitando su interconexión y comunicación, lo que permite desarrollar de manera más fácil esta nueva tarea o habilidad adquirida. Es decir, cuando el cerebro recibe estímulos, se ejercita el aprendizaje y la memoria a largo plazo.
Por esta razón, al entrenar la plasticidad cerebral es posible que algunos trastornos neuronales mejoren o que se ralenticen los efectos de patologías como el Parkinson, el Alzheimer, la Esclerosis múltiple o el TDAH.
Se trata de un concepto que surgió a principios del siglo XX, cuando, contrariamente a lo que se creía hasta ese entonces, se demostró que el cerebro de las personas adultas continúa desarrollándose a lo largo de toda la vida, aunque con una mayor lentitud.
Los avances en neuroplasticidad traspasan el terreno puramente científico para llegar a ámbitos como el sanitario, pero también al mundo empresarial. En este contexto, nace el término neuroliderazgo, que estudia el comportamiento cerebral, esto es, analiza las conexiones y los procesos neuronales, tanto de los líderes como de los miembros de un equipo, con el fin de entender las actuaciones y la toma de decisiones y así gestionar grupos de trabajadores.
El neuroliderazgo tiene dos aplicaciones clave como técnica de análisis y de organización de los recursos humanos:
Para fomentar la adaptación al cambio y la capacidad de aprendizaje: la adaptabilidad de un equipo al cambio es el objeto de estudio central de la neuroplasticidad.
El neuroliderazgo promueve una mayor inteligencia emocional entre los líderes. De esta manera, se consigue un liderazgo consciente del estado de la plantilla, que fomenta un clima de confianza y de comprensión entre el líder y los trabajadores. Este mismo hecho de tratar a cada empleado de manera distinta, según su estado, sus habilidades y capacidades, contribuye al aprendizaje de todo el equipo.
Para seleccionar personal: junto a los modelos tradicionales de procesos de contratación de personal, la ciencia suma una nueva perspectiva para determinar los criterios de selección.
La neurociencia consigue trascender más allá de las habilidades técnicas, o hard skills, para dar respuesta a las necesidades reales de los equipos. Esto pasa por otras habilidades blandas, o soft skills, como una mejor gestión emocional, la asertividad o flexibilidad, que permiten aumentar la productividad y disminuir la tasa de rotación.
El cerebro es el órgano más complejo y misterioso. No obstante, pese a que todavía quedan muchas cosas por conocer y entender, los avances científicos han demostrado la capacidad que tiene este órgano de desarrollarse y de ser entrenado. En este sentido, para mejorar la neuroplasticidad cerebral es recomendable poner en práctica las siguientes tres pautas:
Estas pequeñas prácticas son hábitos sencillos para cuidarnos física y mentalmente. Sin duda, estas ayudan a mantener la capacidad de aprendizaje y de adaptación y a adquirir de manera más fácil nuevas habilidades y competencias, necesarias para el desarrollo personal y profesional en un ámbito laboral que cada vez se dirige hacia una perspectiva más global, donde las habilidades blandas adquieren mayor protagonismo.
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