El aprendizaje de una lengua nueva conlleva siempre desafíos, y el español no es una excepción. Uno de los aspectos más fascinantes y a la vez complejos para muchos muchos que lo estudian como lengua extranjera es el ritmo y la musicalidad del español.
Estos elementos son muchas veces los que nos “delatan” y permiten a nuestros interlocutores determinar nuestro origen o lengua materna. Si queremos sonar naturales y hablar con fluidez, es esencial que reparemos en estas cuestiones y que les prestemos la atención que se merecen.
El español es reconocible por su melodía y ritmo, características que le dan una sonoridad particular y diferente a la de otras lenguas. A continuación, se detallan algunos de los elementos que contribuyen a esta musicalidad.
En cuanto a la musicalidad del español, uno de los elementos característicos es que la mayoría de las palabras tienen una sílaba acentuada (tónica) que se pronuncia con mayor intensidad. Este acento puede ser ortográfico (marcado con una tilde) o prosódico (sin tilde, pero igualmente audible).
La correcta acentuación es crucial para el significado de las palabras y su incorrecto uso puede llevar a malentendidos. Por ejemplo, “papa” (patata) versus “papá” (padre). Ahora bien, en algunas variedades del español, como la rioplatense, la acentuación puede variar (por ejemplo, en determinadas formas verbales), dando lugar a diferencias en la entonación que son muy marcadas y reconocibles por los hispanohablantes.
La entonación, y por tanto la musicalidad del español, varía según el tipo de oración: declarativa, interrogativa, exclamativa... Por ejemplo, en las preguntas, la entonación suele subir al final, mientras que en las declaraciones tiende a descender.
Los estudiantes cuya lengua materna tiene un patrón entonativo diferente pueden encontrar complicado adaptarse a la entonación y musicalidad del español. Por eso, aprender a variar la entonación correctamente en diferentes tipos de oraciones es esencial para evitar sonar extranjeros.
Los hablantes nativos de inglés no siempre suben de entonación al final en las oraciones interrogativas, lo que puede llevar a estos hablantes a cometer errores en español. Un ejemplo de ello son las preguntas del tipo "What time is it?" que para un anglófono se pronunciarán con una leve entonación descendiente, pero que, cuando se traducen al español: "¿Cuándo vendrás?", requieren una entonación ascendente final.
Esta variación entonativa contribuye a la musicalidad del español y de cualquier idioma, y es un aspecto que los aprendices deben captar para sonar más naturales. No obstante, es importante no generalizar porque, en algunas zonas, como en el sur de España y en América Latina, utilizan una entonación más “cantarina”, lo que puede hacer que el idioma suene diferente según las distintas áreas.
El español se considera una lengua de ritmo silábico, lo que significa que cada sílaba tiene una duración similar, a diferencia de idiomas como el inglés, donde el ritmo depende del acento de las palabras.
Si lo comparamos con el inglés, mientras que, en español, el ritmo es constante remarcando una sílaba de cada palabra, en inglés se remarcan ciertas palabras en la oración que tienen un mayor contenido léxico. Por ejemplo, en la oración "You love fish and eat it every day", el ritmo de la oración vendrá dado por la acentuación o énfasis en las palabras marcadas en negrita que son las que más significado transmiten.
En español, en cambio, todas las palabras de la oración tendrán una sílaba marcada o acentuada (a ti te encanta el pescado y lo comes cada día), lo que hace que el ritmo sea constante. Esta regularidad silábica da un ritmo característico y dota de musicalidad del español, haciéndolo muy reconocible para un hablante extranjero.
En la poesía, por ejemplo, se aprovecha esta característica para crear versos con un ritmo constante. La siguiente estrofa del poema "Salamanca" escrito por Miguel de Unamuno tiene acento en la cuarta, sexta y décima:
Bosque de piedras que arrancó la historia
a las entrañas de la tierra madre,
remanso de quietud, yo te bendigo,
mi Salamanca.
Muchos estudiantes encuentran difícil, además de acertar con la musicalidad del español, pronunciar ciertos sonidos consonánticos que son frecuentes en español. La correcta pronunciación de los sonidos "r" (especialmente la vibrante múltiple) y "ll" puede ser particularmente desafiante.
Estos sonidos son cruciales para sonar como un hablante de español. Es especialmente necesario aprender dichos sonidos en los casos de dobletes del tipo “perro” versus “pero”, donde la vibrante múltiple de la “r” puede cambiar completamente el significado.
Para conseguir la fluidez que respete el ritmo silábico y la musicalidad del español, se requiere mucha práctica y una exposición constante. Muchos estudiantes tienden a pausar después de cada palabra, rompiendo el flujo natural del idioma. La práctica de hablar en frases completas y prestar atención a la cadencia natural puede ayudar a superar este obstáculo. Este es un desafío que tienen, entre otros, los aprendientes chinos.
Escuchar y repetir: prestar atención al habla de hablantes nativos e imitar su entonación y ritmo. Para ello, también se puede recurrir al uso de películas, música y podcast en español.
Leer en voz alta: manejar textos y leerlos en voz alta ayuda a los estudiantes a practicar la pronunciación. Por ejemplo, resulta muy útil leer poemas o letras de canciones debido a su ritmo intrínseco.
Grabarse y autoevaluarse: realizar grabaciones mientras se habla en español y posteriormente escucharlas puede ayudar a identificar dificultades prosódicas. Además, comparar la propia entonación con la de hablantes nativos puede ser muy instructivo en cuanto a la musicalidad del español.
Practicar con hablantes nativos: la interacción con hablantes nativos permite a los estudiantes recibir retroalimentación en tiempo real y acostumbrarse a los patrones de habla natural. Las conversaciones cara a cara o a través de plataformas de intercambio de idiomas son extremadamente beneficiosas.
La prosodia del idioma (la entonación, ritmo y musicalidad del español, en este caso) es un componente esencial que no solo caracteriza y diferencia al idioma respecto a otros, sino que también representa un desafío significativo para los aprendientes.
Dominar el ritmo, la acentuación y la entonación en español puede llevar tiempo y esfuerzo, pero es fundamental para alcanzar una pronunciación y fluidez naturales. Al comprender y practicar estos elementos, los estudiantes pueden mejorar su competencia y disfrutar más plenamente de la musicalidad del español.
Este artículo se ha publicado en The Conversation.
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