¿Te cuesta concentrarte a la hora de estudiar?, ¿quieres reducir tu estrés? Aplicar el mindfulness a la educación puede ser la clave para fomentar la creatividad, reducir la ansiedad y mejorar la atención. Descubre sus beneficios y cómo lo puedes practicar.
Vivimos en un mundo lleno de estímulos constantes, en gran parte, debido al uso de internet y de las redes sociales: continuamente recibimos mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, leemos noticias, vemos anuncios, memes, vídeos, fotos, etc. La sobreexposición a la información nos puede llevar a hacer una reflexión sobre la necesidad de parar y mirar dentro de nosotros mismos para alcanzar la tranquilidad y el conocimiento de nuestras emociones.
Según un estudio de la Universidad de Teesside (Reino Unido) presentado en la conferencia anual de la British Psychological Society, el mindfulness ayuda a profesores y alumnos a gestionar el estrés de forma eficaz. La investigación realizada mostró que, a medida que aumentaban la comprensión y la conciencia de la atención plena, tanto por parte de los profesores como de los alumnos, se reducía significativamente el estrés. Pero el mindfulness aporta muchos más beneficios. Pero, ¿qué es exactamente el mindfulness?
Según explica Jon Kabat-Zinn, uno de los pioneros en su aplicación terapéutica, en su libro Mindfulness en la vida cotidiana, el mindfulness puede definirse como el acto de focalizar la atención de forma intencionada en el momento presente con aceptación. El mindfulness puede aplicarse a diversos contextos como el laboral o el educativo y ayuda a entender qué ocurre en nuestro interior y a nuestro alrededor.
Kabat-Zinn destaca, además, varios factores fundamentales en la práctica del mindfulness:
Si quieres practicar el mindfulness y aprovechar todas sus ventajas para la educación, puedes seguir los siguientes pasos:
Puedes practicar el mindfulness durante 5 minutos al día e ir aumentando el tiempo poco a poco para llegar a 20 o 30 minutos diarios, o incluso más.
La aplicación del mindfulness a la educación no solo ayuda a concentrarse y obtener mejores resultados, sino también a adquirir habilidades transversales, como la empatía, el liderazgo o la capacidad de negociación, todas ellas habilidades que facilitan la integración en el mundo laboral.
Por ello, el mindfulness en la educación se ha convertido en un enfoque altamente valorado debido a su impacto positivo en el bienestar emocional y cognitivo de los estudiantes. Sin embargo, para que esta práctica sea efectiva y tenga un verdadero impacto en el entorno educativo, es fundamental que los docentes adquieran una sólida formación en mindfulness y desarrollen sus capacidades pedagógicas para garantizar una educación holística y de calidad, que promueva el crecimiento integral de los estudiantes en un entorno educativo saludable. De ahí la importancia de la formación para desarrollar estas y otras habilidades más técnicas.
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