Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solamente se ha reciclado un 9% de todo el plástico que la humanidad ha producido a lo largo de toda la historia. Sin ir más lejos, National Geographic señala que, para 2050, casi todas las especies de aves marinas del planeta comerán plástico. Si a esto se suma el hecho de que es uno de los residuos que más tarda en descomponerse, la reflexión es evidente: ¿hacemos todo lo que podemos para reciclar? ¿Tienes la total seguridad de que reciclas todos los desechos posibles?
Y es que al año se recogen más de 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos. Sin embargo, en muchos casos, el problema viene cuando no sabemos qué reciclar y qué no o cómo separar cada componente. Por esta razón, en este artículo, te explicamos todo sobre los materiales reciclables y no reciclables.
Si atendemos a los datos anteriores, así como aquellos en relación con el cambio climático, parece evidente que, como sociedad, no terminamos de tomar conciencia a la hora de actuar de manera individual para alcanzar soluciones globales y, por tanto, no hacemos todo lo posible por reducir nuestros residuos. Si bien la dejadez puede ser un factor determinante al respecto, no podemos obviar el desconocimiento a la hora de llevar a cabo el reciclaje desde casa.
En general, es posible que no se tenga claro qué materiales se pueden reciclar, cómo separarlos y en qué contenedor depositar cada elemento. ¿Conoces los diferentes contenedores que existen a la hora de reciclar? Seguro que los has visto en miles de ocasiones: amarillo, verde, azul, marrón y gris. Incluso está el de los residuos especiales.
Te detallamos dónde debes depositar cada uno y para qué se pueden utilizar los materiales reciclables una vez que se procesan. Y es que el pequeño esfuerzo de aunar concienciación, conocimiento y acción puede suponer un gran avance a nivel climático, así que vamos a intentar descubrirlo contigo.
Los envases son uno de los elementos que más problemas puede causar al medio ambiente y, tal y como afirma National Geographic, en todo el mundo se venden cada minuto casi un millón de envases plásticos de bebidas. No obstante, existe un contenedor específico para ellos: el amarillo.
Con el fin de que sea más sencillo recordar todo lo que se puede depositar en este mismo contenedor, te presentamos todos los residuos que pertenecen a esta categoría clasificados en varios grupos: metales, tetrabrick, corcho y plástico.
En este grupo se incluyen todas las latas de refrescos y de conservas, las chapas de las botellas, las tapaderas de los tarros, las bandejas de aluminio y uno de los residuos que más dudas genera: los aerosoles, como desodorantes, ambientadores y demás productos de estas características.
A partir de los metales reciclados, se ha llegado a levantar muros construidos únicamente con latas de refrescos y conservas comprimidas, y esta es solo una de las infinitas posibilidades que tiene el metal. Además, es uno de los elementos que más alternativas nos brinda para reutilizarlo de manera directa en casa, ¡solo hace falta imaginación!
¿Cuántos bricks puedes consumir en casa a lo largo de todo un año? Si tenemos en cuenta los usos más habituales de este tipo de envases, nos vienen a la cabeza de inmediato los tetrabriks de leche, zumos o incluso caldos preparados. Sin embargo, su fabricación hace que sea un componente difícilmente biodegradable y muy aprovechable en el reciclaje, ya que, en la mayoría de los casos, están elaborados con un gran componente de cartón, alrededor de un 25% de plástico y una pequeña proporción de aluminio. Por ello, pueden aprovecharse de nuevo en la construcción, ya sea separando los distintos elementos o prensándolos y fundiéndolos entre sí.
En este grupo podemos incluir tanto los tapones de corcho de algunas botellas como las bandejas de corcho blanco que tanto se utilizan en el envasado de alimentos. En ambos casos, el corcho se reutiliza en otros menesteres, ya que no podría volver al sector alimentario, pero, al fundirlo y combinarlo con otros materiales, se pueden fabricar desde pelotas de tenis hasta ciertos suelos en polideportivos, pasando por suelas de zapatos e incluso bancos.
Probablemente sea el grupo mayoritario y el que más elementos aporta a los contenedores amarillos de cualquier ciudad. Botellas de plástico, papel film, tubos de pasta de dientes, tapaderas, tapones, tarrinas y tapas de yogures y otros comestibles que se generan a diario por toneladas.
Las estimaciones de cuánto dura el plástico varían de 450 años a para siempre, pero lo realmente preocupante es que no siempre acaban en el lugar adecuado para su reciclaje, pese a todos los usos que se les puede dar. Teniendo en cuenta que la industria se ha volcado en aprovecharlo por sus bajas posibilidades de descomposición, se ha utilizado en la fabricación de mobiliario urbano, material escolar como mochilas o bolígrafos e, incluso, en determinados componentes de algunos coches.
El vidrio es todo un clásico como material reciclable, ya que es uno de los elementos a los que se les da una segunda oportunidad con más frecuencia. Sin embargo, se siguen cometiendo errores a la hora de depositarlo en el contenedor verde para volver a generar nuevos envases. ¿Conoces qué desechos no se pueden incluir en este recipiente? La respuesta está en saber diferenciar entre vidrio y cristal.
Por ejemplo, cuando se trata de vasos, copas, tazas o el resto de la vajilla, hay que tener claro que no se pueden tirar en este contenedor, y lo mismo ocurre con las bombillas, fundidas o no. En todos estos casos, debes acercarte al punto limpio más cercano para darle fin a su vida útil.
El aprovechamiento del papel y del cartón es probablemente uno de los más conocidos, principalmente en sus nuevos usos en papelería con la fabricación de libros y libretas. Todos sabemos que el contenedor destinado a estos efectos es el de color azul, pero ¿cuáles son los errores más habituales en este depósito?
Con frecuencia suelen aparecer pañales, que deben ir al contenedor gris —el de los restos— o algunos envases, como los briks que depositamos aquí al creer que están compuestos únicamente por cartón, pero no es el caso, ya que, como hemos señalado, deben ir en el contenedor amarillo. Lejos de lo que se pueda pensar, las servilletas de cocina y el papel higiénico tampoco van en el contenedor azul, sino al marrón, junto a los desechos orgánicos.
Todos damos por hecho que las pilas y baterías no son un residuo al uso y que suponen un serio problema para el medioambiente cuando no se gestionan de manera correcta.
Son muchas las ocasiones en las que se han encontrado estos elementos en los contenedores marrones y grises, cuando deben ser depositados en el punto limpio o en los cubículos ubicados exclusivamente con este fin en farmacias y otros establecimientos.
La madera es uno de los materiales reciclables que más y mejor se pueden aprovechar. En este caso, la fabricación de muebles de conglomerado y la producción energética por combustión son los usos más frecuentes de este elemento. No obstante, si prefieres deshacerte de alguna madera por completo, siempre podrás recurrir a tu punto limpio más cercano.
Cuando se habla de materiales reciclables, también es importante tener en cuenta aquellos que no lo son. En este grupo, hay que incluir los materiales tóxicos como algunos tipos de tinta, como la utilizada en el fax o en los tiques de compra, la pintura, sus recipientes o la ropa que haya podido mancharse en su uso. Asimismo, también entrarían en este grupo los espejos, la cerámica, los materiales autoadhesivos, las fotografías o el papel plastificado.
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