En un entorno empresarial cada vez más abierto y caracterizado por una creciente volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, el liderazgo global es más crucial que nunca. Con las operaciones en el extranjero representando gran parte de la facturación de muchas empresas, es esencial contar con líderes que puedan moverse con determinación, flexibilidad y eficacia en contextos globales.
En el artículo Defining the 'Global' in Global Leadership, expertos en el tema definen el liderazgo global como la capacidad de gestionar eficientemente en contextos internacionales, integrando aspectos contextuales, relacionales y espacio-temporales.
En cuanto a los primeros, si bien las empresas experimentan distintos grados de exposición internacional, un líder global siempre ha de entender la complejidad del entorno en el que trabaja y desenvolverse adoptando una visión holística y a la vez adaptativa, en condiciones de multiplicidad, interdependencia y ambigüedad.
En lo que se refiere a los aspectos relacionales, los líderes globales se enfrentan a distintos grados de interacciones, derivados de la transversalidad y amplitud de su cargo. El flujo de información e interacciones ―tanto en calidad como en cantidad― entre el líder y otros actores y grupos de interés en un escenario global constituye otra de las principales dimensiones que han de ser atendidas por un líder global.
La tercera dimensión del liderazgo global es la espacio-temporal, es decir, la presencial. En un contexto cada vez más digitalizado y en remoto, una mayor presencia física, aunque supone requisitos de movilidad más elevados, permite al líder hacer frente a los mayores retos interpersonales y sociales asociados a la diversidad, así como a un abanico más amplio de gestión emocional de los equipos e individuos.
Esta perspectiva sobre el liderazgo global (más convencional, todo sea dicho) puede ser complementada y enriquecida con el paradigma del liderazgo trascendente. Este enfoque integra niveles personales, interpersonales y organizacionales del liderazgo, ofreciendo un marco holístico y adaptable para gestionar en contextos dinámicos.
Un liderazgo trascendente comienza con el autoliderazgo, que implica una profunda autoconciencia y la capacidad de reflexionar sobre los propios valores, creencias y comportamientos. Los líderes que dominan el autoliderazgo son conscientes de sus fortalezas y debilidades, lo que les permite actuar con integridad y consistencia, incluso bajo presión, buscando continuamente mejorar y adaptarse.
El segundo nivel del liderazgo trascendente se centra en la influencia interpersonal. Los líderes deben ser capaces de motivar, inspirar y desarrollar a sus seguidores, requiriendo habilidades de comunicación efectiva, empatía y la capacidad de construir relaciones de confianza. Los líderes trascendentales fomentan un entorno de trabajo colaborativo, donde los miembros del equipo se sienten valorados y apoyados en su desarrollo profesional.
El tercer y más amplio nivel del liderazgo trascendente se refiere a la capacidad de alinear la estrategia organizacional con el entorno dinámico en el que opera. Esto implica entender y anticipar cambios en el mercado, adaptar las estrategias empresariales en consecuencia y asegurar que la estructura y los recursos de la organización estén alineados con estos objetivos estratégicos.
El liderazgo global implica la capacidad de navegar la complejidad y la incertidumbre, tomando decisiones informadas y estratégicas que posicionen a la organización para el éxito a largo plazo.
En resumen, el liderazgo global implica mucho más que tener un enfoque internacional. Requiere una comprensión profunda de la complejidad contextual, de la transversalidad relacional y de la importancia de la presencia física y emocional. Al integrar estos aspectos con el liderazgo trascendente, con su enfoque en la autoeficacia, la influencia interpersonal y la alineación estratégica, los líderes pueden navegar eficazmente los desafíos de un entorno empresarial en constante cambio de manera flexible e integradora.
Las organizaciones lideradas por individuos con un fuerte sentido de autoconciencia, habilidades interpersonales efectivas y una clara alineación estratégica tienden a ser más resilientes, innovadoras y adaptativas en entornos competitivos y cambiantes. Estos líderes no solo anticipan y responden eficazmente a las fluctuaciones del mercado, sino que también inspiran confianza y lealtad en sus grupos de interés, contribuyendo en última estancia al bienestar de la sociedad en general.
Este artículo se ha publicado en The Conversation.
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