La capacidad de innovar es la habilidad profesional más valorada en la actualidad, según el informe Tendencias en el entorno laboral 2020: las habilidades del futuro de Udemy for Business. Más aún en puestos intermedios y directivos, en los cuales es preciso desarrollar un liderazgo creativo que favorezca el progreso de las empresas en un entorno volátil e incierto.
Si estás estudiando o te estás iniciando en tu carrera profesional es importante que dispongas de los conocimientos y de las competencias necesarias para desempeñar tus funciones y gestionar equipos de forma creativa e innovadora. Para ello, la formación juega un papel fundamental, ya que te ayudará a desarrollar estas habilidades, impulsará tus oportunidades de desarrollo profesional e incrementará tu empleabilidad.
El liderazgo creativo hace referencia al proceso de guiar a otros hacia el logro de un resultado de forma innovadora y engloba, al mismo tiempo, tres subtipos de liderazgo según la perspectiva:
El que facilita la materialización de la visión creativa del líder.
El que integra entre sí ideas creativas heterogéneas.
Estas tres líneas conceptuales representan bastante bien a la entidad del líder creativo, una figura que toma cada vez más protagonismo y que se está haciendo presente de manera transversal en todos los ámbitos de la sociedad.
De hecho, aunque puede que asocies el liderazgo creativo con ciertas áreas de actividad, como el diseño, la publicidad o las nuevas tecnologías, este modelo no está vinculado a un tipo de negocio, sino a cómo los directivos afrontan la adaptación a los cambios de un entorno altamente cambiante, independientemente del sector de que se trate. “El liderazgo creativo no es sobre líderes que se vuelven más creativos. Es sobre individuos que fomentan la creatividad”, señala Tim Brown, cofundador del estudio de innovación IDEO.
El liderazgo creativo está moldeando el presente y el futuro de nuestra sociedad. Por ello, este programa de becas está dirigido a jóvenes de entre 20 y 28 años que están cursando estudios universitarios o que cuentan con una experiencia profesional de hasta 3 años, con el fin de fomentar su empleabilidad gracias al desarrollo de su creatividad y habilidades directivas.
El mundo moderno está evolucionando de manera acelerada, con cambios sociales que se producen a una velocidad sin precedentes. En este contexto, los profesionales no pueden mantener un enfoque clásico y continuista, sino que se hace preciso adoptar un estilo mucho más dinámico y disruptivo con el que dar respuesta a los nuevos problemas y afrontar los nuevos retos.
Hoy en día, impera más que nunca la idea de “renovarse o morir” y es aquí donde entra en juego el liderazgo creativo como vía para potenciar el desarrollo de nuevas habilidades, facilitar la resolución de conflictos en escenarios complejos e impulsar el éxito de las empresas emergentes.
La Cuarta Revolución Industrial que vivimos está redefiniendo por completo el rol del ser humano en la sociedad. En 2017, el reconocido empresario, inversor y filántropo Mark Cuban predijo ante la CNBC que “en 10 años, un título de artes liberales en filosofía valdrá más que un título de programación tradicional”, ya que el pensamiento abierto y creativo será la mayor propuesta de valor de los profesionales. En esta misma línea, hace unos pocos años, la investigación Jobs lost, jobs gained: Workforce transitions in a time of automation publicada por McKinsey Global Institute, ya estimaba que aproximadamente el 50% de las actividades laborales llevadas a cabo por el capital humano serían automatizadas antes del 2030.
En consecuencia, cientos de millones de trabajadores tendrán que cambiar de ocupación y desarrollar nuevas competencias que les permitan hacer esas tareas que las máquinas no pueden. De este modo, soft skills como la creatividad, el liderazgo, la comunicación interpersonal, el trabajo en equipo o la empatía se convertirán en requisitos imprescindibles para subsistir en el futuro mercado laboral.
La próxima generación de trabajadores, ejecutivos y líderes deberá tener un conjunto de habilidades híbridas que equilibre la comprensión de las habilidades básicas, como la programación y el análisis, con las habilidades de poder, las blandas.
Anant Agarwal, profesor de informática en el MIT y presidente de edXAnte este nuevo panorama global, el liderazgo creativo juega un papel protagonista para construir esa generación de trabajadores del futuro. De hecho, con esa idea visionaria en mente, el 91% de las empresas ya valoran más las soft skills de los profesionales sobre sus habilidades duras o hard skills. Así lo indica el estudio 2019 Global Talent Trends de LinkedIn.
En esa misma línea, el Chartered Management Institute de Reino Unido señala que las soft skills son particularmente importantes en las gerencias, porque permiten a los líderes creativos gestionar su personal de manera persuasiva, influyendo así al equipo para perseguir de forma estratégica los objetivos de la organización.
El liderazgo creativo ayuda a fomentar las habilidades blandas en los empleados. Hace que desarrollen mayores niveles de compromiso e, incluso, de productividad. En consecuencia, las empresas logran ser más rentables.
De hecho, una investigación del MIT Sloan afirma que el liderazgo creativo que promueve en los empleados soft skills, como la capacidad de resolver problemas, la comunicación y la toma de decisiones, puede significar para la empresa un retorno de la inversión del 250% en menos de un año, incluso en entornos laborales tan técnicos como los de fábrica.
Por otra parte, las investigaciones realizadas en el marco del Proyecto Aristóteles de Google revelan que las ideas más importantes, productivas e innovadoras dentro de la empresa no provienen de los especialistas tecnológicos, sino de los equipos de trabajo con profesionales que poseen gran variedad de soft skills. En los trabajos creativos, es más probable alcanzar la innovación cuando personas de diferentes disciplinas y especializaciones comparten sus ideas.
La creatividad es la fuerza motriz en la resolución de problemas, especialmente en los complejos, aquellos que parecen ser inmunes a los métodos tradicionales y estandarizados, incluso en áreas tan lógicas como la ciencia. De hecho, el doctor en Física Rhett Allain, profesor de la Southeastern Louisiana University, explica en Wired que la ciencia es un asunto de creatividad, ya que se necesita ser creativo para poder explorar lo desconocido.
Allain afirma que introducir la creatividad en el ámbito de la ciencia es posible cuando se deja de lado la rigurosidad que cohíbe el ingenio y la fluidez del pensamiento. Así, en el contexto científico, los jefes de equipo deben convertirse en líderes creativos y dejar de dar tantas instrucciones a sus colaboradores, de modo que estos tengan la oportunidad de entender y resolver un problema de una forma en la que nunca antes nadie lo había hecho.
Por ejemplo, Lisa Piccirillo es una joven que logró resolver un problema matemático que había estado sin resolver desde hacía medio siglo. Lo llamativo es que consiguió la respuesta tan solo una semana después de conocer el problema y dedicándose a él en sus ratos libres como un pasatiempo. Muchos matemáticos brillantes fracasaron en su intento de encontrar la solución al enigma, pero Piccirillo tuvo éxito porque, de manera muy creativa e ingeniosa, creó un problema similar al que intentaba resolver, pero que era más fácil de abordar. Así, cuando ella solucionó su propio problema, también encontró una salida para el otro.
Lo mismo sucede en el entorno empresarial. Los líderes creativos constantemente se enfrentan a los problemas de negocio de manera innovadora, y también fomentan en su personal esa misma capacidad de disrupción.
La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado, la imaginación lo abarca todo.
Albert EinsteinEsto es bastante evidente, por ejemplo, en la Teoría de Juegos, una disciplina matemática que nace en el seno de las Ciencias Económicas y que se basa en la creatividad del pensamiento para la comprensión de los problemas y para la toma de decisiones efectivas.
De hecho, la Teoría de Juegos se enseña en los programas de desarrollo directivo más prestigiosos del mundo y es perfectamente aplicable en gestión empresarial, planificación estratégica, análisis del consumidor, campañas de marketing y publicidad, política, psicología, entre otras áreas.
En este sentido, el liderazgo creativo empresarial rompe los estándares, los paradigmas y las reglas en el momento de abordar una situación compleja, tal como recomienda el doctor Rhett Allain o como lo hizo la joven matemática Lisa Piccirillo.
Una startup o empresa emergente es un proyecto de negocio que se caracteriza por desarrollar una solución innovadora, asentar sus bases en la tecnología, crecer de forma acelerada, aprovechar al máximo los pocos recursos disponibles (financieros, humanos y tecnológicos) y tener un nivel bastante elevado de incertidumbre sobre su futuro. Esta última característica, en particular, es la que hace que este tipo de empresas sean proyectos de alto riesgo.
En este contexto, el liderazgo creativo dentro del ecosistema de emprendimiento es el que ha logrado reducir los riesgos al máximo posible. Esto se debe a que un emprendedor que también sea un líder creativo es capaz de:
Estar abierto y dispuesto a pivotar la idea de negocio hasta lograr que encaje perfectamente con las necesidades del mercado, en vez de intentar forzar su aceptación en algún nicho.
Generar ideas disruptivas para hacer que el producto o servicio sea cada vez más atractivo para los potenciales usuarios o clientes.
Formar un equipo humano multidisciplinar, con la suficiente diversidad de perspectivas, experiencias y conocimientos para abordar los problemas de forma integral. Inspirar a los miembros de su equipo a sacar lo mejor de ellos mismos.
Desarrollar técnicas de growth hacking que persigan el crecimiento del proyecto utilizando la menor cantidad de recursos posibles.
Administrar las finanzas de manera inteligente, priorizando los gastos, eliminando fugas de dinero e invirtiendo solo en aquello que sea capaz de devolver un beneficio importante inmediato.
Estos dos últimos puntos son de suma importancia considerando que, de acuerdo con el The Global Startup Ecosystem Report 2020 de Startup Genome, cuatro de cada diez start-ups se encuentran en la “zona roja” actualmente. Es decir, cuentan con un músculo económico para seguir funcionando apenas durante tres meses, por lo que el liderazgo creativo es fundamental para conseguir de cualquier manera posible un flujo de capital que les permita subsistir y evitar así el colapso del proyecto.
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