¿Sabías que el 80% de la riqueza del mundo se reparte entre tan solo el 20% de la población? Es decir, que el 80% de la población restante se conforma con poseer el 20% de la riqueza mundial.
Estas cifras corresponden a la conocida ley de Pareto, también denominada como la regla del 80/20 o ley de los pocos vitales. Se trata de un principio aplicable a muchos ámbitos de la vida, incluido el empresarial, en el que se asegura que el 80% de las consecuencias proviene del 20% de las causas.
Si quieres saber más acerca de la ley de Pareto y cómo se aplica en varios aspectos del mundo empresarial, te lo explicamos.
El principio o ley de Pareto fue formulado por primera vez por el filósofo e ingeniero italiano Vilfredo Federico Pareto (1848 - 1923) en el libro Cours d’économie politique en 1896. Este aseguró que, por lo general, el 20% de todos los esfuerzos es el que realmente produce el 80% de los resultados, o dicho de otra forma, el 80% de nuestras acciones no tienen apenas consecuencias en los resultados obtenidos.
Para comprobar que esta teoría era cierta, Vilfredo Pareto utilizó el conocimiento empírico. En concreto, estudió la propiedad de la tierra en Italia y, al investigar los datos disponibles, pudo llegar a la conclusión de que el 20% de los propietarios poseían el 80% de las tierras, mientras que la población restante, es decir, el 80%, tan solo poseía el 20% de las propiedades.
Con el paso de los años, varios economistas y científicos han podido comprobar cómo esta relación 80/20 se cumple en diferentes ámbitos de la sociedad, desde la economía o el control de calidad hasta la política o la administración de empresas.
Lo cierto es que, detrás de esta relación numérica, la ley de Pareto esconde un mensaje que nos anima a centrarnos en aquello que es realmente importante y, por tanto, nos reporta una mayor satisfacción o rentabilidad. Por esta razón, si seguimos esta regla, podremos obtener mejores resultados sin malgastar recursos ni energías en acciones que apenas pueden aportar beneficios.
Con el paso del tiempo, se ha podido comprobar que encontrar similitudes entre la ley de Pareto y algunos resultados del entorno empresarial no suele ser demasiado complicado. De hecho, existen muchas aplicaciones que confirman la relación 80/20 entre consecuencias y causas.
Por ejemplo, se ha visto que la ley de Pareto se cumple en el ámbito del control de calidad. En este sentido, se puede determinar que el 20% de los defectos afectarán al 80% de los procesos. De esta forma, las empresas pueden centrarse en solventar los errores más relevantes, ya que son los que tienen un mayor efecto en los resultados.
Asimismo, este principio es aplicable en el sector de ventas de productos. Y es que una empresa puede comprobar cómo el 80% de sus ventas provienen del 20% de sus clientes o cómo el 20% de sus productos genera el 80% de sus ventas.
A la hora de poner en práctica esta teoría, el Diagrama de Pareto es una de las técnicas más utilizadas. Se trata de una representación gráfica de barras que permite organizar una serie de datos de forma descendente. A partir de esta representación, es posible identificar los puntos más relevantes de una estrategia con el objetivo de mejorar la toma de decisiones y obtener un mayor impacto con un menor esfuerzo.
Como se ha mencionado, el objetivo de la ley de Pareto es enfocar la atención en aquello que reporta más beneficios. Si se aplica esta filosofía de trabajo en el día a día, se pueden obtener grandes ventajas. Algunas de las más destacadas son:
Como has podido ver a lo largo del artículo, la ley de Pareto es una ley universal que puede aplicarse en mayor o menor medida a todos los ámbitos empresariales. Al final, se trata de una estrategia de enfoque que permite identificar lo más importante con el objetivo de aumentar la relevancia de nuestras acciones.
En un entorno laboral tan competitivo como el actual, la ley de Pareto puede resultar muy útil a la hora de alcanzar los objetivos profesionales, ya que permite una mejora continua, gracias a la optimización de recursos y a una mejor gestión del tiempo. De ahí que conocer estas y otras técnicas, así como aumentar las habilidades y conocimientos, sea una gran forma de alcanzar el éxito profesional, dado que sin constancia, formación y desarrollo personal te resultará complicado conseguirlo.
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