Innovación y educación: ¿qué es y cómo se aplica?

12/09/2024 | Santander Universidades

El mundo evoluciona en todas las áreas: los ordenadores han sustituido a las máquinas de escribir, los robots agilizan tareas repetitivas en cadenas de montaje, la esperanza de vida se alarga gracias a los avances médicos… ¿Y en las aulas? En un entorno en constante transformación, donde la tecnología y las demandas sociales varían a gran velocidad, el sistema educativo no puede quedarse atrás. Innovación y educación son dos conceptos que hoy más que nunca deben ir de la mano. 

Ten en cuenta que la adaptación del sistema educativo es fundamental para preparar a los profesionales del mañana, quienes no solo deberán adaptarse a nuevos escenarios laborales, sino también anticiparse a ellos. ¿Sabías que, según el Future of Jobs Report 2023 del World Economic Forum (WEF), casi un cuarto de los puestos de trabajo actuales serán sustituidos por empleos emergentes? Esto supone un enorme desafío para los sistemas educativos, que deben preparar al alumnado para profesiones que ni siquiera existen y a través de metodologías de enseñanza que se ajusten a los nuevos modos de aprendizaje del siglo XXI.

Sin embargo, ¿qué implica realmente innovación y educación? ¿Qué tendencias marcan el futuro del sistema educativo? ¿Cómo se puede aplicar de manera efectiva la innovación en educación? Respondemos a todas las cuestiones a continuación.

 

¿Qué es la innovación en educación?

Para profundizar en esta materia, conviene comenzar con el concepto de innovación educativa

La innovación en educación puede definirse como la implementación de nuevas ideas, métodos o tecnologías dentro del ámbito educativo, con el objetivo de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. En términos generales, la innovación en educación busca crear un entorno más dinámico y motivador, donde el aprendizaje sea una experiencia continua, interactiva y adaptativa.

Ahora bien, el binomio innovación y educación pasa por concebir el proceso de aprendizaje de forma radicalmente distinta desde la base y de forma integral. Es decir, no se trata solo de utilizar tecnologías de vanguardia, sino de transformar la forma en la que se concibe el proceso educativo, haciendo que este sea más inclusivo, personalizado y orientado al futuro. Por tanto, requiere de un proceso consciente, constante y creativo para alcanzar una mejor calidad en la educación del presente y así crear agentes del cambio para el futuro. 

En este sentido, para crear sinergias positivas entre innovación y educación, es fundamental implicar a todos los agentes involucrados: los equipamientos, las metodologías, los contenidos, los docentes, los centros y el alumnado. Asimismo, esto se debe hacer desde el punto de vista de la tecnología, la pedagogía y también de la psicología. También, hay que utilizar elementos basados en la investigación para fomentar la motivación intrínseca, el aprendizaje autodirigido y el razonamiento autorreflexivo, según sostiene Ken Bain, autor del libro What the Best College Teachers Do del Harvard University Press.

¿Por qué es necesaria la innovación en educación?

En primer lugar, la innovación en educación es una necesidad, ya que proporciona a los estudiantes las herramientas necesarias para adaptarse a un entorno laboral cambiante. De hecho, según el citado informe del WEF, los empleadores estiman que el 44% de las habilidades de los trabajadores se verán afectadas en los próximos cinco años. Vivimos en una era digital, y es preciso reducir la brecha entre el sistema educativo tradicional y las habilidades requeridas en el mundo laboral moderno

Además, las nuevas tecnologías están reconfigurando el cerebro humano. El constante acceso a la información que ha facilitado internet y las redes sociales modifican la forma de utilizar los recursos cognitivos. Por ejemplo, la memoria se reduce al poder disponer de cualquier dato de forma rápida y sencilla, la atención sostenida merma debido a la multitarea o la capacidad de orientación se pierde al no usarla y disponer de GPS, según explica Víctor Borrell, investigador Científico de CSIC, director del grupo Neurogénesis y Expansión Cortical de la Universidad Miguel Hernández. 

En consecuencia, el sistema educativo debe reformular sus metodologías para potenciar los nuevos procesos de aprendizaje y reforzar las habilidades realmente necesarias en la actualidad: un pensamiento más crítico, una mejor capacidad resolutiva y la curiosidad por aprender en un momento en el que la información está al alcance de todos. 

Asimismo, otro aspecto fundamental de la innovación en educación es su capacidad para mejorar el acceso a la educación. Plataformas de aprendizaje en línea y recursos educativos abiertos permiten que estudiantes de todo el mundo accedan a contenidos de calidad sin importar su ubicación geográfica o sus condiciones socioeconómicas. 

En definitiva, unir innovación y educación resulta ser una acción que transforma y genera un profundo cambio; el mismo que impulsa el conocimiento, inspira avances y fomenta nuevos lenguajes, comunicación e investigación. De ahí que la sociedad actual requiera de docentes que no se conformen, que se anticipen a estas nuevas realidades y vayan siempre un paso por delante de las tendencias pedagógicas. Por este motivo, es esencial que los profesionales de la educación estén en constante desarrollo y se formen en competencias digitales.

 

innovación y educación

Innovación y educación: ¿cuáles son las principales tendencias?

¿Por dónde empezar este nexo entre innovación y educación? Aquí, puedes conocer las principales tendencias en materia de innovación y educación.

Participación del alumnado

Se trata de situar al alumno en el centro del proceso de la enseñanza de manera que este pase a ser un agente activo para priorizar el aprendizaje activo frente a la teorización. Y es que, de acuerdo con Michael Lobardo y Robert W. Eichinger, autores de Career Architect Development Planner, el 70% del conocimiento se adquiere a través de la propia experiencia. En cambio, solo un 10% procede de la formación tradicional y el 20%, de la interacción social. 

De ahí el éxito de la nueva forma de enseñanza conocida como aula invertida o flipped classroom, donde el alumnado prepara los contenidos en casa y, después, en clase, se plantean dudas y se debate sobre el tema previamente estudiado. Así, el aula se contempla como un espacio participativo, estimulante y donde aprender a pensar de forma crítica. Este método supone un cambio respecto al sistema tradicional, pero busca adaptar el proceso de enseñanza-aprendizaje a las necesidades actuales, con base en el learning by doing, es decir, a partir de la realización de las actividades de forma práctica.

La implementación de las TIC

En algunas aulas se está empezando a implementar la inteligencia artificial para automatizar algunas tareas repetitivas del proceso educativo, como las calificaciones o las evaluaciones continuas.  De este modo, los docentes pueden brindar a sus alumnos un aprendizaje mucho más personalizado, optimizar las estrategias educativas y tomar decisiones basadas en analíticas de gran profundidad. 

Esta rama de la inteligencia artificial se conoce como Machine Learning. Este método consiste en un conjunto de sistemas que tienen la capacidad de aprender automáticamente a través de experiencias y ejemplos para, después, recolectar datos y establecer patrones a gran y pequeña escala. Un ejemplo de centro que ya ha implementado el Machine Learning entre sus metodologías educativas es la Universidad de La Rioja, donde aplican el Data Driven Learning para aprender  idiomas extranjeros, sobre todo, el inglés antiguo. 

Con esta herramienta, los alumnos pueden aprender cualquier lenguaje a partir del big data. Este software recopila una extensa cantidad de textos y ejemplos, a modo de corpus, en los que aparecen las palabras de interés y el alumno las analiza para comprender su uso y poder establecer generalizaciones.

Transformación del modelo educativo

Después de la revolución del Do It Yourself (“hazlo tú mismo”) llega la cultura “Maker”. Este movimiento apuesta por un modelo de aprendizaje basado en el trabajo colaborativo, por proyectos y la creatividad. Insiste en aprender en un ambiente distendido e interseccional,  especialmente en asignaturas como Ciencia, Informática o Tecnología. 

En el ámbito educativo, este movimiento se aplica en asignaturas como ciencia, informática o tecnología. La Escuela Politécnica Superior de la Universidad Nebrija, en colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), incluye este modelo colaborativo en su FabLab, un laboratorio que, a través del método learning by doing, tiene como fin educar e innovar. En este FabLab los alumnos de diferentes cursos pueden trabajar juntos y compartir conocimientos de diversas disciplinas en actividades relacionadas con la fabricación digital y la tecnología en general. 

Otro ejemplo a nivel nacional es el proyecto de Student Team for Aerospace and Rocketry (STAR). Esta iniciativa reúne a treinta alumnos de los grados de Ingeniería Aeroespacial, Mecánica Industrial y Telecomunicaciones de la Universidad Carlos III de Madrid para fabricar cohetes reutilizables a partir del trabajo en equipo y la cooperación entre departamentos

También hay que destacar el Tec de Monterrey. José Escamilla, Director de Innovación del Tecnológico de Monterrey, lanzó  un nuevo modelo educativo único, basado en el learning by doing, que enfatiza el desarrollo de competencias. Se trata de un aprendizaje basado en retos reales que equipos multidisciplinares deben solucionar a partir del trabajo colaborativo.

 

Nuevas formas de evaluación

La repentina digitalización que ha vivido el sector de la educación durante la pandemia de la covid-19 ha impulsado la búsqueda de nuevas formas de evaluar el progreso de los estudiantes. A pesar de la existencia de decenas de softwares, como Turnitin o TestWe, diseñados para prevenir el plagio en trabajos o las trampas en exámenes, esto es algo muy difícil de controlar fiablemente en la era de la información. 

Dada esta nueva realidad, es necesario que las propias formas de evaluación se transformen, ya que, en la actualidad, se está produciendo lo que se conoce como el efecto Google, es decir, el “para qué voy a aprenderlo si lo puedo encontrar”, como bien define el pedagogo y conferenciante de Thinking Heads, José Antonio Marina

Sin embargo, de nada sirve toda esta ingente cantidad de información si no se dota a los alumnos de las herramientas necesarias para comprenderla y analizarla. En este sentido, la innovación pasa por una evaluación más personalizada, donde el alumno debe razonar y demostrar lo que sabe en un proceso menos unilateral.

Recientemente, ha surgido un nuevo método de evaluación, llamado “specific grading”, el cual ya se utiliza en las universidades de Oklahoma, Carolina del Norte-Greensboro, Duke, Western Illinois, Lee y West Liberty, junto con el Pima Community College de Tucson. Este modelo consiste en que el profesor califica el trabajo del estudiante como satisfactorio o no satisfactorio. En el caso de calificarlo como satisfactorio, se califica de la A a la F, según su grado de calidad. Asimismo, los docentes anotan de forma clara y específica qué le falta para lograr un satisfactorio o mejorar. Tras la evaluación, el alumno tiene la oportunidad de aprender de sus errores y revisar el trabajo para cumplir con las especificaciones del profesor.

innovación y educación

¿Cómo llevar la innovación a la educación?

El reto ahora es cómo aplicar de manera efectiva la innovación en educación. ¿Cómo conseguirlo? Estos son los pasos a seguir: 

  • Evaluar la situación actual. Primero, hay que estudiar qué recursos y herramientas existen en el centro y en el aula, además de saber qué necesita el alumnado con el que se va a trabajar.

  • Plantear objetivos de innovación en educación. A continuación, se deben marcar las metas que se quieren lograr. 

  • Desarrollar el plan de acción. ¿Cómo conseguirlo? Es clave que los docentes establezcan con detalle qué pasos hay que seguir y cómo va a ser el proceso para alcanzar el objetivo que se quiere.

  • Ejecutar el plan. Se trata de poner en práctica los aspectos planificados. Eso sí, para ello, se necesita que todos colaboren, desde el centro, hasta el claustro de profesores y el alumnado. 

  • Medir los resultados. Una vez que todo está en marcha, hay que evaluar cómo está funcionando el proceso de innovación y educación para ver si se están logrando los objetivos o si es necesario hacer algunos ajustes.

Ahora bien, para que el proyecto de innovación y educación sea un éxito, es esencial que los docentes reciban una formación continua en nuevas tecnologías y metodologías educativas. No hay que olvidar que, de acuerdo con el informe E-Learning 2023 de OBS School, seis de cada diez profesionales de la educación afirma que existe una alta resistencia al cambio en el ámbito educativo, aunque más de la mitad admite su potencial una vez que se ha superado este hándicap. 

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Fuentes 

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