La incorporación de tecnología al aprendizaje siempre ha sido un asunto de interés general. Desde la introducción de la escritura y las imágenes como apoyo a la enseñanza, hasta las clases en las que se emplea el móvil como herramienta para el aprendizaje, los avances tecnológicos han contribuido a hacer del aula el espacio que es hoy.
Estos avances fomentan la accesibilidad, facilitan un entorno presencial u online más interactivo, ayudan a motivar al alumnado y construyen espacios de enseñanza más eficaces y completos.
El proceso es largo y complejo, y necesita recursos y profesionales preparados para asumir el desafío que supone adaptar la enseñanza a nuestro tiempo. Entre las diversas vías que se están explorando para hacer frente a este reto, una de las protagonistas es la realidad aumentada.
La realidad aumentada es un conjunto de tecnologías que combina el mundo real con el virtual. Permite visualizar el entorno y los elementos físicos reales a través de un dispositivo electrónico, junto con la información que añada dicho dispositivo.
El uso de la realidad aumentada ya se está desarrollando en una gran cantidad de campos. Vemos estas tecnologías puestas en práctica de los ámbitos más comunes, como el entretenimiento, o en otros más técnicos, como la aviación, la medicina, la robótica, la seguridad o el análisis de datos.
Sus posibilidades se van haciendo cada vez más evidentes: este informe de Tractica estima que, para 2025, se habrán vendido 19,7 millones de gafas de realidad aumentada en todo el mundo.
Además, la inversión en el mercado de la realidad aumentada también ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, y se estima que supere los 72.000 millones de dólares en 2024.
El uso de herramientas de visualización de datos en combinación con tecnologías de realidad aumentada es una de las vías que se está explorando y poniendo en práctica para integrar estas tecnologías en el aula.
Entonces, ¿cuáles son las posibilidades que ofrece? La realidad aumentada permite mostrar grandes cantidades de datos en 3D. Esto permite navegar por los datos visualizados más cómodamente, extraer de ellos conclusiones y filtrar y modificar la visualización sobre espacios físicos.
Las nuevas formas de interactuar con los datos deben formar parte de los nuevos modelos educativos, en especial en el ámbito universitario.
El panorama actual está en constante cambio, y los modelos económicos se ven alterados por los avances tecnológicos y la globalización. Desde la automatización de tareas hasta la creación de nuevos puestos de trabajo, las necesidades cambian a una velocidad difícil de asimilar, en especial para instituciones educativas con capacidades de adaptación limitadas o con menos recursos.
La realidad aumentada tiene un increíble potencial para ayudar a superar estos desafíos de varias formas:
Fomenta la interacción: la realidad aumentada ayuda a crear un entorno participativo y dinámico. Puede ayudar a implementar métodos de enseñanza modernos, como las flipped classrooms o aulas invertidas, la gamificación o el aprendizaje colaborativo.
Mejora la accesibilidad: los espacios físicos de aprendizaje, desde las escuelas hasta los museos y exposiciones, tienen limitaciones claras a la hora de atraer atención y transmitir información. La realidad aumentada ofrece un amplio abanico de posibilidades para facilitar al alumnado el movimiento por estos espacios, desde la traducción automática de los carteles y señalizaciones hasta la posibilidad de visualizar datos de forma comprensible sobre elementos físicos concretos.
Permite integrar elementos virtuales sin perder de vista el entorno: una de las mayores ventajas de la realidad aumentada es la posibilidad de incluir información sin apartar la atención del aula. Las herramientas de visualización de datos empleadas en estos contextos pueden ofrecer información útil y detallada sobre temas complejos presentada de una forma clara e intuitiva.
Un estudio de la Universidad de Girona indica que de la mayoría de investigaciones realizadas sobre la realidad aumentada en la educación, el 53,3%, muestra una mejora en el rendimiento y el 28,1% apunta a un aumento de la motivación del alumnado. Con unas posibilidades tan amplias como estas, es esencial que el personal encargado de poner en práctica estas tecnologías tenga conocimientos suficientes como para emplearlas para que el alumnado desarrolle su potencial plenamente.
Predecir qué habilidades resultarán útiles en una sociedad cada vez más globalizada y digitalizada es necesario para adaptar la formación a las nuevas necesidades.
Es de vital importancia ocuparse de la formación digital del alumnado mediante clases completas con docentes formados en habilidades digitales, así como ofrecer orientación mediante prácticas empresariales y programas similares de preparación para los futuros puestos de trabajo.
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