Ya desde pequeños era común jugarse a suertes quién salía a la pizarra a exponer un trabajo enfrente de toda la clase. Hoy, a lo que te enfrentas, es a un auditorio repleto de espectadores. El miedo a hablar en público es muy habitual y puede llegar a jugarte malas pasadas si no consigues dominar los nervios.
Superar el miedo a hablar en público es posible a base de práctica y experiencia. Pero, como no siempre se tiene la oportunidad de poder trabajar ambos aspectos, otra opción es tratar de entender por qué el miedo es tan patente cuando centenares de oídos te escuchan, y qué consejos puedes seguir para que todo salga mucho mejor de lo que te imaginas.
Si al hecho tan habitual de tener miedo a hablar en público le sumamos la demanda cada vez más creciente de preparar discursos en inglés para dirigirse a un público internacional, hablar en público en inglés puede convertirse en el mayor de los miedos de muchos profesionales. ¿Qué se puede hacer al respecto?
A la mente le encanta evaluar los riesgos, ya sean físicos, psicológicos o sociales. Hablar en público puede considerarse como un riesgo social, ya que cometer una torpeza o equivocarse durante un discurso, puede desencadenar risas o situaciones incómodas para el hablante y para los oyentes. Si, además, el discurso es en una lengua no nativa como el inglés, las posibilidades de cometer errores aumentan, y también sus consecuencias.
Y es que la mente es, al mismo tiempo, nuestro mayor aliado y nuestro peor enemigo. Habrá ocasiones en las que aflorará en ti una confianza sólida, y otras en las que, ante la más mínima señal de un riesgo potencial, se te nuble el pensamiento.
Por esta razón, se debe entender que el miedo no desaparece, sino que se entiende y se domina. Lo que ocurre es que tu cuerpo es consciente de los riesgos pero no te confirma que vayas a sufrirlos. Por lo tanto, la tarea de tu propia conciencia es decirle que esté tranquilo y que gestione las emociones a través de ejercicios de relajación y recordando todas esas veces que has hablado en público y ha sido un éxito.
En cualquier caso, tanto las personas que van a hablar en público por primera vez como aquellos que ya están curtidos, utilizan algunas sencillas técnicas que permiten gestionar las emociones. Esto evita que piensen demasiado en la posibilidad de cometer errores. Y si ocurre, pueden darle la vuelta a la situación para que juegue a su favor.
Las personas que van a asistir a tu ponencia o presentación no vienen ni a juzgarte ni a analizarte, simplemente quieren escuchar lo que les tienes que contar. Es por eso que centrarte en el discurso debe ser tu objetivo principal.
Sigue un guión preparado con antelación y recuerda en todo momento lo bien que te salía frente al espejo o frente a tus familiares. Si se trata de un discurso en inglés, marca las palabras que más te cuesten y practícalas. También conviene preparar con especial atención las frases clave que quieres que todo el mundo recuerde.
No leas, habla. Es muy fácil leer unas diapositivas, pero los asistentes a tu presentación o discurso no han venido para eso. La preparación lo es todo, y no hay mejor forma de expresar tus ideas y mensajes que a través de la naturalidad de una persona convencida del valor de su trabajo.
Practica cada día en casa, varias veces si es necesario. Sobre todo, si debes realizar el discurso inglés. Así acostumbrarás a tu mente a que se exprese en este idioma. Esto te permitirá comunicarte con mayor confianza y naturalidad.
No trates de utilizar palabras complicadas para expresar conceptos sencillos. El idioma puede ser uno de tus mejores aliados si sabes cómo utilizarlo. Hablar en público en un idioma que no es el tuyo y con el que ni siquiera crees ser capaz de expresarte con naturalidad, es uno de los mayores miedos de mucha gente. Para superar esta barrera y mejorar tu fluidez y confianza con el inglés, la formación es un buen método.
La mente puede jugarte malas pasadas, pero el cuerpo también. Durante los momentos previos a una conferencia puedes notar hormigueo en los dedos, un nerviosismo espontáneo o un nudo en la garganta que se va haciendo cada vez más intenso. A pesar de que aparentemente estés dominando la mente, si estás en un momento difícil, el cuerpo también lo percibe y por ello, trata de defenderse. En estos casos, las técnicas de respiración son una de las claves para relajarse y recuperar la compostura.
Aceptar los nervios es una de las claves para combatirlos. Una forma de hacerlo es creando un vínculo de confianza entre tú y los espectadores durante los primeros momentos del discurso. No comiences directamente con el contenido del guión, sino explicando un poco cuál es tu experiencia. El hecho de compartir lo que sientes te ayudará a relajarte.
También puedes aceptar que el inglés no es tu lengua materna, por lo que expresarlo en voz alta también te ayudará a relajarte. Si generas comprensión entre los espectadores, te los habrás ganado. El humor también te puede ayudar a descargar los nervios, o incluso establecer una dinámica de grupo con todos los espectadores para una mayor distensión. Encuentra tu estilo propio y aprovéchalo.
Domina el idioma y la mitad del miedo a hablar en público habrá desaparecido. Comunícate con claridad en idiomas diferentes al propio y no habrá fronteras para tus ideas.
En definitiva, se trata de enviar un mensaje que cale hondo en los oídos de los espectadores. Transmitir una imagen de confianza y seguridad, y expresar el mensaje con sencillez y claridad, será un gran apoyo para ganar credibilidad en los argumentos que presentes.
Y la práctica hace al maestro. Poder desarrollar tu inglés en un entorno formativo, donde puedas aprender a comunicarte de forma efectiva y a desarrollar una conversación profesional, te permitirá que en un futuro seas capaz de hablar en público en inglés sin una sombra de duda sobre tu talento.
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