El Diccionario de la Lengua Española define el concepto de resiliencia como “la capacidad de adaptación frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Pero, ¿por qué esta competencia se ha convertido en un must-have en el plano laboral? Las empresas necesitan equipos resilientes capaces de afrontar el actual escenario VUCA, marcado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad.
De hecho, ¿sabías que los líderes empresariales incluyen esta capacidad como una de las principales prioridades para sus grupos de trabajo? De acuerdo con The Global Crisis Survey 2021, de PwC, contar con equipos resilientes marca la diferencia entre el progreso y el fracaso de la organización. Y es que la clave del éxito de empresas como Ford, Microsoft, Apple o Amazon no está en que hayan permanecido ajenas a las crisis, sino en que han sabido superar las adversidades y salir reforzadas de ellas.
“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”
Charles Darwin
En este camino de crecimiento, el capital humano es fundamental. Sin equipos resilientes que sepan adaptarse al entorno, difícilmente las organizaciones van a sobrevivir. En este sentido, cabe destacar que las empresas que realizan inversiones tempranas en resiliencia superan a su competencia, según recoge el Global Resilience Report 2022, de The Resilient Institute.
Esto se debe a que la resiliencia facilita la capacidad de respuesta ante los cambios Es decir, si bien los profesionales resilientes no están exentos de sufrir tensiones externas, estos mismos saben afrontar los cambios desde la calma y la concentración, lo que les permite salir airosos de cualquier crisis.
Gran parte de esta habilidad para fluir en diferentes escenarios emana de que estas personas tienen un profundo autoconocimiento de sí mismas. De este modo, saben cuáles son sus fortalezas y debilidades, por lo que potencian las primeras y subsanan las segundas. Esto les permite disponer de las herramientas necesarias para actuar con confianza cuando las condiciones son menos ventajosas.
Asimismo, otra de las cualidades de los equipos resilientes es su tenacidad. Están en constante evolución y, gracias al conocimiento que tienen de su potencial, son conscientes de que pueden salir de su zona de confort y sobrepasar los objetivos planteados si se esfuerzan en conseguirlos.
Por último, estos grupos de trabajo de alto rendimiento también se caracterizan por tener una excelente inteligencia emocional. Poseen grandes habilidades sociales y, por eso, son colaborativos entre ellos: practican la asertividad y la empatía, desarrollan una comunicación adecuada y piden ayuda cuando es preciso. Gracias a ello, pueden desempeñar sus funciones de forma cohesionada, aportando cada empleado lo mejor de sí mismo en aras del conjunto. De ahí que en los equipos resilientes no existan individualismos, sino un sentido de propósito compartido que les permite estar alineados con las metas de la compañía.
¿Te has preguntado por qué hay personas que se bloquean ante la más mínima adversidad y otras que navegan por circunstancias problemáticas sin inmutarse? Es su poder de resiliencia lo que separa a unas de otras. Por tanto, en el plano laboral, donde hay que hacer frente a grandes niveles de estrés, imprevistos, cambios y crisis, es preciso potenciar los equipos resilientes.
De hecho, de acuerdo con el informe Resilience Delivers, de The Resilience Institute, una alta resiliencia está relacionada con una veintena de indicadores del bienestar y rendimiento de los trabajadores: desde la capacidad de concentración, la creatividad, el sentido de propósito o la empatía hasta la satisfacción personal, relajación o vitalidad. Con esta actitud en el lugar de trabajo, no es de extrañar que los equipos resilientes generen ambientes laborales positivos.
En consecuencia, el rendimiento de la plantilla es óptimo. En concreto, los equipos resilientes son un 12% más productivos y registran un 40% menos incidentes de seguridad que aquellos que no lo son, según una investigación de Gallup. Asimismo, como saben adaptarse a los cambios, las personas resilientes son más flexibles y están abiertas a aprender nuevas habilidades y asumir nuevos retos, lo que beneficia al potencial innovador y creativo de su empresa y les permite renovarse y ajustarse a los nuevos escenarios.
No obstante, las ventajas de la resiliencia también se manifiestan en el plano individual. Al disponer de una buena gestión emocional, son capaces de relajarse y mantenerse concentrados y positivos en momentos de tensión, lo que mejora la salud mental de la fuerza laboral. Al mismo tiempo, ese bienestar emocional se extiende a la salud física, reduciendo el riesgo de sufrir patologías relacionadas con el estrés o accidentes laborales; de ahí que los equipos resilientes tengan menores índices de bajas laborales o rotación de personal.
Los equipos resilientes no surgen por arte de magia. Son los líderes los responsables de potenciar esta competencia en el seno de la empresa. ¿No sabes cómo puedes inocular esta habilidad entre tus empleados?
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