¿Sabías que en el mercado laboral actual vales más por lo que eres que por lo que tienes? En la actualidad, la mayoría de empresas se han dado cuenta de que reclutar talento implica conocer a la persona, más allá de sus títulos y de su experiencia, lo que también se denomina como hard skills o habilidades duras.
De ahí que ahora el foco esté en las soft skills o habilidades blandas, es decir, aquellas competencias transversales aplicables a cualquier ámbito, sector y entorno. De hecho, según el último informe The Global Skills Shortage de SHRM, las habilidades blandas más demandadas, y que más escasean, son la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la innovación y la creatividad (37%), la capacidad para hacer frente a la complejidad y la ambigüedad (32%) y la comunicación (31%).
Esta necesidad ha cambiado la manera en cómo la empresa se acerca al candidato desde el primer contacto, en especial, en la metodología de las entrevistas. Por ejemplo, repasar el currículum vitae ya no es algo prioritario, sino que ahora lo que importa es todo aquello que no se dice en él, ya sean vivencias, ejemplos y anécdotas que aportan un valor diferencial añadido.
Sin embargo, llegar hasta la fase de la entrevista no siempre es sencillo, ya que antes hay que superar el primer filtro: la revisión del currículum y algunas pruebas de preselección. Lo cierto es que uno se juega mucho en esa cita y, por este motivo, es fundamental ir preparado.
¿Crees que superarías esta fase del proceso de selección con buena nota? A continuación, encontrarás un sencillo y breve test con algunas de las preguntas más frecuentes que se suelen hacer. El objetivo es que puedas preparar tu mejor respuesta para cada una de ellas y conozcas tu probabilidad de éxito. De esta forma, podrás corregir aquello que aún tenga un margen de mejora para obtener el resultado deseado.
Sigue las siguientes instrucciones para hacer este test vocacional e interpretar los resultados:
Lee atentamente cada una de las preguntas y respuestas y selecciona aquella con la que sientas mayor identificación. No te lo pienses demasiado, la respuesta natural surge de manera automática.
Una vez hayas respondido a estas 10 preguntas, haz un recuento del número de veces que se repite cada una de las letras A, B, C y D.
Cuando hayas identificado qué letra es la que más veces se repite en tus respuestas, ve al final del test.
Al final del test, encontrarás la interpretación de los resultados y descubrirás si superarías la entrevista.
Tus respuestas tienden a ser estándares y formales, por lo que sueles generar una buena primera impresión. Sin embargo, al mismo tiempo, estas respuestas pueden parecer demasiado previsibles y genéricas.
Si quieres destacar como candidato, debes evitar este tipo de patrón, ya que te va a encasillar como un candidato más. Incluso, puedes estar dando una imagen de falsa apariencia, como si quisieras agradar al otro. Es probable que el entrevistador realice las mismas preguntas a todos los candidatos, pero espera respuestas diferentes de cada uno de ellos. Por ello, marcar la diferencia está en tus manos: tú decides el valor añadido que aportas.
Tienes un estilo comunicativo natural y espontáneo, lo que te da un toque original y puede despertar curiosidad. Sin embargo, tu sinceridad y transparencia a veces pueden ser vistas como una falta de madurez o de excesiva informalidad. Recuerda que estás siendo evaluado para un puesto de trabajo y te interesa destacar tus cualidades profesionales, pero sin entrar en detalles o anécdotas personales.
Debes equilibrar tu autenticidad con aquello que se espera de ti. Es importante que gestiones las expectativas que tienes sobre el puesto y tengas claro qué es lo que buscan para presentarte en base a eso.
Tus respuestas son directas y aportan información de valor al entrevistador, gracias a los ejemplos y detalles. A pesar de que te has preparado para este momento, no pierdes la naturalidad. Eres capaz de responder tanto a preguntas genéricas como a cuestiones más concretas, sabes detectar las estrategias detrás de las preguntas y dar la información necesaria para cada caso.
Con todo, logras satisfacer las necesidades del entrevistador y, al mismo tiempo, obtienes información para tu posterior análisis. Más que hablar sobre ti, hablas de lo que eres capaz, con el foco en el futuro. Además, todo lo que dices y haces se basa en tus valores, aquello que realmente te hace único.
Te gusta jugar con ventaja y eso se nota en tus respuestas. Tienes tendencia a responder las preguntas con nuevas preguntas o dar la vuelta a la cuestión para llevarla al terreno que te interesa. Eres realmente ágil manejando conversaciones, pero no puedes ejercer de entrevistador.
Lo cierto es que esa actitud puede ponerte en una situación comprometida en la que te juzguen por parecer arrogante o prepotente. Si el entrevistador también es ágil, te arriesgas a que te someta a una entrevista bajo presión en la que no te sientas a gusto.
¡Ahora ya sabes en qué punto te encuentras para tu próxima entrevista! Sin embargo, no olvides estos sencillos pasos para antes, durante y después de la entrevista:
Antes: investiga sobre la empresa en cuestión en canales oficiales y recopila datos como sus logros, la misión, visión y valores para encontrar puntos en común con su cultura.
Durante: no escojas la respuesta más correcta porque esa es, probablemente, la común. Por ello, elige bien tus palabras y añade ejemplos reales y personales.
Después: haz un seguimiento de tu candidatura y no te cierres a participar o avanzar en otros procesos mientras esperas.
Pero, sobre todo, si en algún momento te pueden los nervios, recuerda que la comunicación es la base de toda relación: céntrate en que fluya y se fomente un clima de confianza.
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