En la sociedad actual la jubilación presenta un reto que hace una o dos generaciones no existía: llegamos a este punto de la vida cada vez más personas, lo hacemos mayoritariamente en buenas condiciones físicas e intelectuales (lo que puede llegar a hacer que la etapa de jubilación dure hasta 30 años), y con una rica experiencia de vida.
Al mismo tiempo, esta jubilación más larga y con mejores condiciones de salud se encuentra amenazada por el flagelo de la soledad: un porcentaje elevado de los mayores de 65 años en Europa (40,2 % de las mujeres, 21,8 % de los hombres) viven solos.
No es de extrañar que la jubilación propicie una crisis existencial, y que esta se experimente como un vacío de sentido. Llenar este vacío es condición necesaria del bienestar de los mayores, y no se logra sólo con una invocación genérica al “envejecimiento activo”.
¿Cómo conseguirlo? Los expertos señalan que la superación de esta crisis exige al sujeto iniciar un nuevo proyecto, una nueva comunidad de relaciones sociales, un ámbito nuevo de compromisos y una actualización de los conocimientos y las competencias, para una etapa que va a ser distinta y puede no ser breve. En definitiva, actualizar --para proseguirlo-- su enriquecimiento personal y, sobre todo, para volver a ser útil socialmente, aunque de otra forma. Una de las mejores maneras para hacerlo puede ser recurrir a la educación para adultos y a los programas de estudios universitarios para mayores.
El individuo solo no podrá lograrlo. Necesita un apoyo formativo --como en las otras etapas de la vida--, una plataforma que le acompañe a encauzar esta nueva "adolescencia" que se le abre en su vida. Así nacieron los Programas Universitarios para Mayores (PUMs). Prácticamente todas las universidades españolas tienen uno, aunque con modalidades distintas.
Y todos reconocen una fecha fundacional: en el año 1973 en la Universidad de Toulouse, cuando se puso en marcha el primero de estos programas.
Bajo diferentes nombres --educación de adultos mayores, andragogía o PUMs-- conviven dos tipos principales de programas: el francés, que consiste en que las universidades crean una oferta de estudios y actividades; y el inglés, en el que es la comunidad de _seniors_ la que crea la oferta de estudios a través de su propia formación y experiencia.
En lo que se refiere a la metodología, unos imparten conferencias semanales, otros ofrecen a los mayores asistir a clase como oyentes con los universitarios más jóvenes, y otros siguen un plan de estudio específicamente dirigido a ellos, de acuerdo con sus nuevas necesidades.
Este último es el caso del Campus de la Experiencia de la Universitat Internacional de Catalunya, un Programa Universitario para Mayores dirigido a las personas que terminan el ciclo profesional de sus vidas.
Se comprueba que PUMs como este son un instrumento eficaz para dar sentido a la vida en la vejez. Y lo son porque, sobre todo, fomentan la socialización, el compromiso y la ayuda mutua --el servicio-- entre coetáneos; aunque también porque facilitan el enriquecimiento personal mediante el cultivo de la sabiduría --una manera de encajar y rentabilizar su larga experiencia de vida--, y un ocio creativo proporcionado a sus fuerzas y compartido con otros.
Si consideramos que la educación permanente es un derecho y un deber, ninguno de los PUMs exige requisitos de entrada: no es necesaria ninguna titulación previa más que la condición de haber cumplido 50 años.
Actualmente en España hay unas 60 universidades con PUMs. Cada universidad y cada programa tienen sus tarifas. Según el último informe periódico de la Xarxa Vives, el precio para los alumnos de estos programas oscila entre 1,70 € y 10,6 € la hora. Cada universidad ofrece distintas posibilidades de financiación o ayudas económicas.
En 2019 nuestra universidad fue la última de la ciudad de Barcelona en incorporar una enseñanza para adultos mayores. La oferta principal del Campus de la Experiencia de UIC Barcelona es el Programa Universitario Senior en Cultura, Ciencia y Sociedad. Es un compromiso de tres años que comprende asignaturas de seis áreas temáticas: literatura, ciencia, historia, arte y música, filosofía y mundo actual (donde englobamos asignaturas como la geografía o el derecho, contenidos que requieren actualización).
Las asignaturas tienen apenas un mes de vida y se complementan con una salida mensual relacionada con la temática que se esté impartiendo para otorgar una parte experiencial al temario y salir de las aulas: visitas a museos, obras musicales, experimentos en el laboratorio, etc.
Además, ofrecemos talleres, que son cursos prácticos, antes o después de las clases, un viaje de final de curso, concursos literarios y trabajos grupales de investigación. Estos refuerzan el rigor académico de estar en la Universidad y también hace a los alumnos responsables de su aprendizaje.
Los programas específicos suelen potenciar las humanidades, el área más demandada por los estudiantes. Para los interesados en ciencias y tecnología existen conferencias, o la posibilidad de asistir a cursos o grados compartidos con alumnos junior.
En resumen, la apertura de las universidades a los mayores adultos nace a raíz de la demanda de esta población por seguir formándose, en especial cultural y socialmente, y para facilitar, asimismo, dinámicas comunitarias y de relación. Partiendo de una base instructiva y académica, los PUMs preparan al alumnado sénior para afrontar los retos constantemente cambiantes de la sociedad.
Este artículo se ha publicado en The Conversation.
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