Encontrar ideas brillantes de negocio parece no ser el principal problema del emprendimiento. En cambio, el verdadero reto es llevarlas a cabo. Esto es lo que demuestran los datos: el 95% de los productos nuevos fracasa, y el 92% de las startups no logra pasar la barrera de los tres años. Y es que, ¿cuántos proyectos no se realizan o se quedan a medias por falta de tiempo? O, al contrario, ¿cuántos se alargan demasiado en el tiempo sin encontrar una solución eficiente y rentable?
Design Sprint, una metodología ágil de desarrollo de productos, fue diseñado con el objetivo de aportar un enfoque innovador y eficiente a la hora de validar nuevas ideas. Sin ir más lejos, acelera la resolución de un proyecto o un problema a tan solo cinco días.
¿Quieres saber qué es la metodología Design Sprint, para qué sirve o cómo funciona? A continuación, te explicamos todos los detalles de esta nueva forma de testear ideas y lanzar productos.
Design Sprint es una metodología de desarrollo de producto eficiente que permite construir y probar un prototipo en tan solo cinco fases o días. Considerada como una metodología ágil, su origen está en las oficinas de Google. En concreto, en el año 2010, Jake Knapp diseñó e ideó esta nueva forma de probar ideas y acelerar su puesta en marcha. Más tarde, en 2018, se introdujeron varias mejoras para seguir optimizando el proceso.
Su objetivo principal es seguir un proceso de creación muy rápido y efectivo. A partir de una serie de pasos bien estructurados, Design Sprint permite comprimir meses de validación de ideas de negocio en una semana, con el fin de descubrir las fortalezas de una idea, así como las dificultades o retos que presenta.
El Design Sprint es especialmente útil a la hora de minimizar riesgos, solucionar problemas sencillos, estudiar la viabilidad de un nuevo proceso u obtener datos relevantes para más tarde tomar decisiones informadas.
Sobre todo, esta metodología se utiliza en el sector del desarrollo de software y en proyectos tecnológicos, en I+D+I de productos y servicios o en marketing y publicidad, aunque es aplicable en cualquier área o sector.
La metodología Design Sprint se divide en cinco etapas clave, las cuales suelen estar asociadas a cada uno de los días de una semana laboral de 40 horas.
En este sentido, se parte de un enfoque o una idea, se conforma un pequeño equipo multidisciplinar que sea capaz de llevar el proyecto a cabo y se empieza a dar forma a la idea inicial de manera rápida.
El primer día de un proceso de Design Sprint se dedica a comprender el proyecto en cuestión y definir el objetivo que hay que cumplir a lo largo de la semana. Acotar y poner límites será clave para cumplir con la planificación, por lo que es necesario fijar metas realistas.
También, en esta etapa, se establece una serie de preguntas a las que se quiere dar una respuesta.
El segundo día, los miembros del equipo dedican su tiempo a generar una serie de bocetos o borradores que puedan dar solución al problema planteado. Aquí, el objetivo será generar ideas diferentes y creativas, atacando el problema desde varios enfoques para encontrar soluciones innovadoras.
El miércoles, el equipo debe contar con una serie de ideas y soluciones que deberían permitir alcanzar el objetivo marcado.
En esta etapa del Design Sprint, hay que ponerlas en común para analizarlas y decidir cuáles tendrán mayores posibilidades de tener éxito. Al final del día, se decide qué ideas se llevarán a cabo y, después, se crea un guion gráfico de cómo se construirá el prototipo.
El cuarto día será el momento de ponerse manos a la obra para construir la idea seleccionada. El objetivo del día es diseñar un prototipo de alta calidad para convertir la idea en algo tangible y funcional (aunque sea de forma sencilla y utilizando técnicas que no sean las definitivas).
En este sentido, al final del día, hay que tener un prototipo real y listo para ser probado. Es importante mantener siempre la experiencia de usuario en mente.
El último día del Design Sprint estará dedicado a la prueba del prototipo con los usuarios. El equipo recoge los comentarios de los usuarios y valora si el prototipo construido soluciona el dilema inicial. Para finalizar, se realizará una valoración final, en la que se determinará si se ha cumplido con el objetivo y si la idea desarrollada es viable.
Como has podido comprobar, el Design Sprint es una metodología muy útil que permite validar ideas de una forma acelerada, obteniendo resultados medibles para tomar decisiones objetivas. No obstante, también presenta algunas limitaciones que hay que considerar.
En cuanto a sus beneficios, si bien estos pueden variar según el contexto, podemos establecer que el Design Sprint ofrece las siguientes ventajas:
A pesar de todos los beneficios, el Design Sprint no es una metodología perfecta, dado que también tiene sus desventajas y limitaciones. Algunas de las más destacadas son las siguientes:
Design sprint es una metodología que aboga por la innovación y la creatividad a la hora de abordar los problemas, dos habilidades que se consideran cruciales a la hora de alcanzar el éxito empresarial.
Asimismo, bien aplicada, ofrece grandes ventajas, ya que permite resolver problemas o probar nuevos proyectos sin necesidad de invertir mucho tiempo o dinero, unos recursos escasos y valiosos en el actual entorno de trabajo.
Y es que la capacidad de adaptarse rápidamente y abordar problemas complejos de manera efectiva es crucial para el éxito de cualquier profesional en la actualidad. En este contexto, las metodologías ágiles, como Design Sprint, se han vuelto cada vez más relevantes a la hora de desarrollar una mentalidad orientada a la innovación y la capacidad de colaborar en equipo, resolver problemas complejos y entregar resultados tangibles en un corto período de tiempo.
No obstante, Design Sprint es solo un ejemplo de las metodologías y herramientas que tenemos a nuestro alcance en el mundo actual. De ahí la importancia de mantenerse actualizado y nunca dejar de aprender para superar los desafíos que supone un entorno empresarial en constante cambio y maximizar así las oportunidades de crecimiento profesional.
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