¿Sabías que, por ejemplo, en España, solo el 62% de los trabajadores participa en cursos de formación, aunque la mayoría de la población activa es consciente de que necesita reforzar sus conocimientos y habilidades para ser más eficaz en su puesto de trabajo? Asimismo, el 94% asegura que este factor es determinante en su decisión de permanecer en la empresa.
Estos datos que recoge el estudio The Real Future of Work de Gallup son un claro ejemplo de que, si bien se comulga con la teoría, quedan muchas medidas por implementar en este sentido. Sobre todo, entre las pequeñas empresas, ya que, de acuerdo con esta investigación, las grandes empresas son las que más están promoviendo la formación.
Y es que, teniendo en cuenta las exigencias del entorno de trabajo actual, identificar bien cuáles son las necesidades formativas de cada empleado, así como medir los progresos obtenidos en cada aprendizaje, resulta fundamental. Y, en este último aspecto, una herramienta que puede ser muy eficaz es la curva de aprendizaje.
La curva del aprendizaje es un diagrama que indica lo que se ha aprendido sobre una tarea o actividad en un tiempo determinado. Es decir, correlaciona el desempeño y el tiempo requerido para que se produzca ese progreso. Se trata de una herramienta que se puede aplicar tanto para el aprendizaje individual como organizacional.
Este concepto lo ideó el psicólogo y filósofo alemán Hermann Ebbinghaus en 1885 para ilustrar que buena parte de los conocimientos que adquirimos los perdemos enseguida si no los afianzamos, del mismo modo que nuestra eficiencia en un aprendizaje aumenta a medida que lo consolidamos con la práctica.
Desde principios del siglo XX, el método de la curva del aprendizaje se ha ido adoptando por sectores diversos, como el de la economía, la gestión empresarial, los recursos humanos, la salud y la educación. En estos ámbitos, lo habitual es que se utilice la curva del aprendizaje para sacar conclusiones sobre cómo progresa y mejora un proceso de aprendizaje.
Supongamos que una empresa implementa un nuevo programa informático. Con el método de la curva de aprendizaje, podrá visualizar de manera fácil el tiempo que ha necesitado el personal para saber utilizarlo, teniendo en cuenta que el eje horizontal representa el transcurso del tiempo (horas, sesiones, etc.) y el eje vertical representa el progreso en la materia (respuestas acertadas, velocidad a la que se realiza la tarea, etc.). A partir de la gráfica, podrá obtener la ecuación de la curva.
Es importante señalar que, para generar una gráfica, es necesario que la tarea o ejercicio a medir consista en una única variable que, además, sea medible. Es decir, no se puede valorar un procedimiento completo con todas las variables a la vez: habilidad, precisión a la hora de completar las tareas, etc.
Estos modelos permiten evaluar en qué medida están funcionando los recursos que se están invirtiendo en tecnología, innovación, talento y procesos para poder tomar decisiones al respecto en función de los patrones y las tendencias que se identifiquen.
En un diagrama de la curva del aprendizaje se pueden identificar cuatro etapas en la evolución de la adquisición del conocimiento:
Los tres tipos de curva del aprendizaje más comunes son los siguientes:
En este sentido, hay varios factores que pueden acelerar el ritmo: una metodología de enseñanza adecuada, las cualidades pedagógicas y el nivel de conocimiento del profesorado, la motivación del equipo, el contexto formativo, la relación que tenga la materia a aprender con conocimientos previos o que, por el contrario, se trate de un tema completamente nuevo en el que cueste entrar, pero en el que después se produce un aprendizaje exponencial.
Un ejemplo de este tipo de curva sería el aprendizaje de un idioma nuevo: al principio, es complejo avanzar, pero si sigues dedicándole tiempo y esfuerzo, puedes alcanzar un buen nivel que termina por estabilizarse. No obstante, como hemos visto antes, a partir de aquí, se podría pasar de la meseta a una nueva curva creciente si, por ejemplo, se cursara una filología en ese idioma o un curso especializado.
El éxito de un proceso de aprendizaje solo se consigue cuando una persona pone en práctica de manera reiterada las habilidades o los conocimientos nuevos. En este sentido, combinar métodos formales e informales de aprendizaje, así como el escoger el momento adecuado para medir el proceso, es la base de una curva del aprendizaje inclinada.
Para que una organización pueda ser cada vez más competitiva, es imprescindible que su plantilla mejore de forma sistemática sus conocimientos, habilidades y actitudes. Este aprendizaje es el que faculta a los miembros de los equipos para optimizar procesos, gestionar de manera adecuada los recursos e innovar en productos y servicios. Y es que la formación continua beneficia tanto a las organizaciones como a los empleados, los cuales son su activo más valioso.
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