El 86% de las pymes españolas consideran que la innovación y la diferenciación entre la competencia son la solución para salir de la crisis generada por la pandemia de la covid-19, tal y como se expone en el informe Barómetro sobre Innovación de la consultora Leyton.
En este contexto donde el mercado es más rápido y cambiante que nunca, las empresas se afanan en estar al día para no quedarse atrás. Y es que la digitalización y los nuevos hábitos de los consumidores aceleran tanto el ciclo de vida de los productos como las dinámicas de consumo. De hecho, solo en junio de 2020, las compras minoristas online aumentaron un 71,2% respecto al año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por todo esto, la competitividad estratégica se convierte en un plan de actuación clave para el crecimiento y la supervivencia de las empresas. Sin embargo, ¿sabes cómo competir en un mercado cada vez más saturado? Te presentamos algunos casos reales e ideas que puedes llevar a cabo.
Lo cierto es que, en un entorno tan competitivo como el actual, resulta esencial destacar. De ahí la importancia de la competitividad estratégica para hacerse hueco en el mercado y poder atraer a un determinado segmento de clientes.
Por ejemplo, pongamos por caso que aparece una nueva empresa de zapatos. Esta deberá competir con las otras marcas genéricas y bajo los mismos parámetros. No obstante, puede diferenciarse, en concreto, ofreciendo zapatillas de deporte con materiales reciclados.
A fin de cuentas, la competitividad estratégica consiste en alejarse de aquello similar para no tener que competir en los mismos términos que el resto y, de esta manera, proteger la rentabilidad. Michael Porter, uno de los primeros economistas en teorizar sobre este concepto, expuso la necesidad de diferenciarse para dejar de competir por precios, ya que es una estrategia que provoca una bajada de los márgenes de beneficio y, a largo plazo, el empobrecimiento de todo el ecosistema.
Para Porter, la verdadera competitividad estratégica está en “crear una posición única y valiosa en el mercado” y, para lograr este fin, establece tres posibles estrategias competitivas: por precio, diferenciación o segmentación.
Con una competitividad estratégica basada en el bajo coste, Ryanair es uno de los ejemplos de marca actuales que ha sabido posicionarse como una aerolínea low cost. Su oferta de billetes baratos ha conseguido atraer a una gran cuota de mercado y desbancar a otras líneas regulares, ofreciendo una alternativa mucho más económica –y también con unas características distintas– que otras aerolíneas.
Comunidad, experiencia y personalización del producto. La cadena de cafeterías Starbucks ha conseguido ser diferente al resto a través de una estrategia de diferenciación.
Tomarse un café de Starbucks es adentrarte en un ambiente exclusivo, elegir entre cientos de tipos de cafés y combinaciones y esperar a que te llamen por tu nombre para pasearte con su vaso y logo por la calle o sentarte en una de sus butacas con tu portátil. Starbucks ha sabido convertir la pausa para tomar un café en un concepto diferente y más atractivo.
La especialización y la innovación abren paso a nuevas oportunidades en el mercado. Esto es precisamente lo que ha hecho Autocad al dirigirse a perfiles técnicos para ofrecer una solución de calidad a la edición, dibujo y diseño 2D y 3D. Se trata de un software específico para un público muy concreto que es, hoy en día, líder en el sector.
El marco teórico y el análisis de grandes marcas permite aprender e inspirarse en algunos de los mayores éxitos empresariales. Pero, ¿somos capaces de llevar a cabo una estrategia como la de Starbucks o Ryanair? Aunque sea a diferente escala, hay muchas ideas que puedes implementar para poner en marcha un plan de competitividad estratégica:
Adoptar prácticas sostenibles, disminuir los residuos o participar en el desarrollo local son algunas de las acciones que cada vez más consumidores reclaman y esperan de las empresas, y que pueden convertirse en la diferencia entre tener un cliente más o uno menos.
Establecer un plan de competitividad estratégica no es exclusivo de grandes empresas. Cualquier negocio, independientemente de su tamaño, puede y debe encontrar ese perfil diferencial que le permita seguir creciendo y explorar nuevos caminos.
Para ello, el análisis DAFO de oportunidades y fortalezas se convierte en una herramienta fundamental para poder entender el entorno y tomar las decisiones oportunas. Asimismo, al desarrollar habilidades como la creatividad, la innovación o la capacidad de análisis, conseguirás definir y explotar las ventajas competitivas de tu negocio.
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