En los últimos años, la enseñanza en línea o e-Learning está creciendo de forma imparable. Según datos de AEFOL, una consultoría especializada en este ámbito, la facturación anual de este sector se sitúa aproximadamente en los 5.000 millones de euros, y se espera que siga creciendo, al menos, en un 8% cada año hasta 2026.
Y es que se ha producido una mutación absoluta en el paradigma educativo, y cada vez hay más recursos de aprendizaje en línea. De hecho, de acuerdo con Ipsos, el 23% de los ciudadanos de los 29 países encuestados considera que, dentro de cinco años, la enseñanza superior se realizará 100% online en su país, y el 49% de forma híbrida, es decir, tanto online como presencial. El aula virtual se ha convertido en el centro de este escenario, pero, ¿en qué consiste y cómo se gestiona?
Teniendo en cuenta este auge de la enseñanza en línea, se vuelve imprescindible saber qué es un aula virtual, un elemento clave para llevar a cabo este proceso de intercambio de conocimientos a través de internet.
El Diccionario de la lengua española define el término de aula como “sala donde se dan las clases en los centros docentes”. Asimismo, establece que algo virtual es aquello “que está ubicado o tiene lugar en línea, generalmente a través de internet”.
De este modo, el aula virtual es un espacio digital dedicado a la formación. Es decir, los usuarios utilizan el aula virtual para compartir contenidos en tiempo real a través de diversos formatos, como videollamadas, foros, correos electrónicos o archivos en la nube, con el fin de posibilitar el proceso de aprendizaje en línea.
Sin ir más lejos, las facilidades que ofrece esta modalidad educativa a la hora de impartir una formación a distancia son la causa de que el aula virtual se haya utilizado tanto en los últimos años y cada vez esté más extendida.
En este sentido, el aula virtual se vincula con el concepto de e-learning, por lo que los docentes deben estar especializados en el aprendizaje a distancia. Asimismo, como es evidente, es imprescindible que tanto el equipo docente como el alumnado cuenten con un ordenador con acceso a Internet, así como que exista una bidireccionalidad constante en el proceso de aprendizaje. No obstante, cabe mencionar que estos entornos digitales se pueden dar de manera complementaria o independiente de las formas más tradicionales de educación, esto es, la presencial.
Ahora que ya sabes que és un aula virtual, es fundamental conocer las diferencias que presenta con otros conceptos, como con el aula tradicional y el aprendizaje remoto. Y es que, si bien pueden confundirse, no son lo mismo.
Por un lado, seguro que recuerdas cómo funcionan la mayoría de las clases tradicionales basadas en la presencialidad: el alumnado acude a una institución educativa y el docente les enseña todo el conocimiento, así como los guía durante todo el proceso. Esto es lo que se conoce como aula tradicional, un método educativo unidireccional.
Teniendo todo esto en cuenta, se puede establecer que la principal diferencia que existe entre el aula tradicional y el aula virtual es, precisamente, la participación del alumnado en el proceso de aprendizaje. En este sentido, en el aula virtual, se pone el foco en el protagonismo del alumnado como parte esencial de su formación.
Por otro lado, ¿es lo mismo aprendizaje en remoto que aula virtual? La respuesta es que no exactamente. A pesar de que el aprendizaje en remoto es un aspecto esencial en el aula virtual, no es suficiente.
El aprendizaje en remoto no es más que un aula tradicional que, en lugar de impartirse de manera presencial, tiene lugar a través de una pantalla. En cambio, en el aula virtual, si bien es imprescindible que los docentes estén formados en e-learning, las clases funcionan de manera asincrónica y la videollamada no es el único recurso que se utiliza en el proceso de enseñanza. De este modo, el docente comparte materiales en el aula virtual, y el alumnado los consulta y sube sus actividades para recibir retroalimentación.
El aula virtual, como metodología de aprendizaje, también mantiene paralelismos con los sistemas educativos tradicionales. En este sentido, es fácil identificar algunos recursos que se venían utilizando hasta ahora como, por ejemplo, los procesos de evaluación.
Sin embargo, el aula virtual permite utilizar otras muchas herramientas más. Entre ellas, podemos destacar las siguientes:
La mensajería interna permite a los docentes comunicarse de manera privada con el alumnado, y viceversa. Para ello, se puede enviar un mensaje a través de una herramienta propia dedicada a estos efectos.
Generalmente, los SaaS integrales para el desarrollo de aulas virtuales suelen incluir herramientas de este tipo. Algunos ejemplos, en este sentido, los encontramos en soluciones como Dinantia, Clickedu o ApliAula, entre otros. Además, también es posible escoger aplicaciones móviles específicas para ello, como EdVoice ―desarrollada por otro servicio genérico formativo como es Additio App―.
Gracias a este elemento del aula virtual, los docentes pueden introducir todo tipo de avisos, recordatorios o, incluso, calificaciones. Es decir, se trata de una herramienta de comunicación unidireccional.
Cuando se trata de recurrir a tablones de anuncios, las herramientas utilizadas con más frecuencia son Mural, en la que pueden participar diferentes usuarios en un solo tablón de forma gratuita, y Padlet, una aplicación freemium más completa, en la que se pueden dar diversas formas al panel, compartir todo tipo de contenidos multimedia y gestionar accesos y permisos de edición o lectura.
Los foros son plataformas donde el alumnado puede compartir comentarios, dudas o cuestiones con los docentes o con el resto de compañeros. A diferencia del tablón de anuncios, es una herramienta bidireccional.
Cuando se trata de instalar una herramienta de este tipo en una plataforma, podemos recurrir a herramientas de código abierto como Discourse o Codoforum ―de carácter freemium―, o integrarlas con plataformas externas como NowComment, donde profesores y alumnos pueden intercambiar ideas en un foro común al que se les ha otorgado acceso previamente.
Son salas dedicadas a mantener conversaciones privadas entre alumnos o alumno-docente y en tiempo real, las cuales pueden ir más allá de los contenidos de la materia.
En el caso de los chats, podemos recurrir a las propias herramientas de mensajería interna mencionadas anteriormente, ya que en ambos casos hablamos de comunicación síncrona, o recurrir a aplicaciones genéricas externas preparadas para ello. En este último grupo, podríamos mencionar Slack, Discord, Telegram o incluso WhatsApp, que permiten la creación de grupos y se pueden gestionar desde dispositivos móviles o de escritorio.
En el calendario se pueden consultar las fechas de entrega, de exámenes o de publicación de calificaciones, entre otras situaciones. Por esta razón, es importante que el documento esté publicado desde el inicio del curso con la intención de que los alumnos y docentes puedan planificarse.
En este sentido, ocurre algo similar al grupo anterior, y es que no es necesario recurrir a herramientas específicas de aula virtual ―aunque generalmente todas incluyen esta opción― para implementar un calendario. Existen plataformas y aplicaciones genéricas que ofrecen grandes soluciones a este respecto, como Asana, Google Calendar, entre otros muchos ejemplos.
Como se ha mencionado, la evaluación sigue siendo un aspecto fundamental en la enseñanza, independientemente de si hablamos de aula virtual o tradicional. Sin embargo, las metodologías cambian y se perfeccionan de forma constante para dar lugar a un proceso de evaluación justo.
Por ejemplo, Proctorio es una herramienta pensada específicamente para esto: se trata de otorgar accesos y verificar la identidad de los usuarios que realicen el examen, registrando además cualquier comportamiento sospechoso entre los asistentes. Por otro lado, The Answer Pad permite a los docentes crear sus propios exámenes, compartirlos con los alumnos para que respondan desde sus propios dispositivos y obtener las respuestas de forma inmediata.
Las videollamadas se han convertido en un elemento imprescindible dentro del aula virtual, dado que permiten llevar a cabo el desarrollo de clases en tiempo real, además de posibles tutorías personalizadas o reuniones tanto individuales como grupales entre alumnos, con o sin la presencia del docente.
Para desarrollar este tipo de acciones, basta con recurrir a las herramientas más habituales y conocidas a estos efectos, como Skype, Zoom o Teams. No obstante, si recurrimos a plataformas completas diseñadas para la docencia, en muchos casos, podremos encontrar aplicaciones para realizar videollamadas, bien sea a través de una herramienta propia o mediante la integración de alguno de estos softwares.
Las tareas, ya sean prácticas o teóricas, forman parte del aprendizaje en todas las etapas de la formación, por lo que el aula virtual también está compuesta de esta sección.
En este caso, podemos encontrar aplicaciones para la coordinación de tareas, como puede ser Esemtia, que ofrece diversas alternativas, como la formación para adultos. Al mismo tiempo, conviene tener en cuenta algunas herramientas diseñadas para la creación de contenidos por parte del docente, como actividades o formularios, en plataformas como Kahoot o Socrative, que facilitan notablemente la gamificación en el aula.
Uno de los aspectos más enriquecedores del aula virtual son los debates, ya que fomentan esa bidireccionalidad de la que se hace gala en esta metodología. Estos mismos se pueden desarrollar en un espacio similar a un foro o en directo a través de una videollamada.
Entre los ejemplos de herramientas desarrolladas con el fin de gestionar los debates en el aula virtual, cabe volver a señalar Kialo Edu, ya que presenta esta funcionalidad específica, muy centrada en el fomento del pensamiento crítico en el alumnado. Por otra parte, existen aplicaciones de debate genéricas, como Disqus o Appgree, y también la posibilidad de recurrir a las plataformas para la creación de foros, que resultan igualmente útiles en este caso.
Los materiales que se ofrecen al alumno son una parte indispensable en el aula virtual. ¿Qué es lo que se comparte aquí? Bibliografía, herramientas externas, páginas web que puedan resultar interesantes en la materia, etc.
Cuando se trata de compartir recursos, más allá de los archivos que los docentes puedan transmitir a través de otras herramientas ya mencionadas, como chats, tablones o foros, encontramos herramientas utilizadas con frecuencia, como son Edmodo, Hangouts, Zoho o Wordpress, entre otras. De un modo u otro, en todas ellas, se permite la visualización o la descarga ―o ambas― de materiales.
Las guías docentes son documentos esenciales para introducir al alumno en la materia y explicar el proceso de desarrollo de la asignatura, como los métodos de evaluación o los contenidos que se verán en la misma, entre otras cuestiones.
Una de las facilidades que encontramos en el aula virtual reside en que muchos de los recursos y herramientas presentan diferentes opciones. En el caso de las guías docentes, al tratarse de un documento más que el profesorado comparte con los asistentes a la formación, basta con compartirlo a través de cualquiera de las herramientas mencionadas que son válidas para ello, especialmente las dedicadas a la generación de tablones de anuncios.
Teniendo en cuenta las herramientas anteriormente citadas, podemos diferenciar cuatro tipologías de aula virtual. ¿Cuáles son las cuatro variables sobre las que se sostiene este espacio digital educativo?
El aula virtual es una evolución de la educación tradicional en la que se han integrado las nuevas tecnologías y, a raíz de esto, nuevas herramientas, metodologías y recursos.
Como cabe esperar, posee una serie de beneficios y de puntos de mejora. No obstante, por lo general, si lo visualizamos como un método formativo llamado a liderar un cambio en el sistema, podemos afirmar que los beneficios superan a los inconvenientes.
Ahora que sabes qué es el aula virtual, habrás podido ver que una de sus ventajas más evidentes reside en la eliminación de las distancias y las barreras geográficas o temporales.
En el aula virtual, todo es inmediato y existe la posibilidad de acceder a una formación desde cualquier lugar del mundo con conexión a Internet, lo que significa un ahorro de tiempo y dinero, dado que no es necesario desplazarse ―algo que también influye de forma positiva en el medio ambiente―.
Por otra parte, su bidireccionalidad ha dado lugar a una metodología de aprendizaje más flexible y personalizada, con más recursos, diferentes formatos y un claro incremento de la interacción. Como consecuencia de estos cambios, la rutina desaparece, lo que genera una mayor motivación en el alumnado y facilita la adaptación del aprendizaje a sus circunstancias particulares.
Al mismo tiempo, este espacio educativo está en sus inicios y, aunque evoluciona de manera constante, existen inconvenientes que no siempre se pueden salvar en el aula virtual.
Por un lado, la preparación necesaria de los docentes para llevar a cabo un proceso formativo en este contexto no siempre es la más adecuada, probablemente, porque se trata de algo novedoso.
Asimismo, la necesidad de contar con recursos tecnológicos, como un ordenador y una conexión estable a Internet, hace que el aula virtual no sea accesible para todos los colectivos. En este sentido, si tenemos en cuenta dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la Organización de las Naciones Unidas, como son el número 4 “Una educación de calidad”, clave para salir de la pobreza, y el número 10, “La reducción de desigualdades entre países”, hasta la fecha, estos obstáculos parecen insalvables a la hora de convertir el aula virtual en un espacio accesible para cualquier persona del mundo.
Las posibilidades de aprendizaje se han multiplicado gracias al aula virtual. Y es que, por lo general, requiere de una inversión de tiempo mucho menor al no tener que desplazarse y proporciona una mayor oferta a los profesionales, ya que los estudios impartidos en espacios físicos no siempre se ofrecen en todos los lugares.
De ahí que el aula virtual se postula como la gran impulsora de la formación continua para adultos en un momento en el que esta misma resulta esencial en el mercado laboral, con el fin de adaptarse a las nuevas exigencias de manera prácticamente constante.
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