Tecnología o conexión humana: ¿qué es mejor para el aprendizaje de idiomas?

25/03/2025 | Cristina Cela Gutiérrez, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Rafael Ravina Ripoll, Universidad de Cádiz

¿Qué ha sido de los libros de texto, los cuadernillos de ejercicios o los cd's que prometían ser el método definitivo para aprender idiomas? La era digital ha supuesto un giro radical en el aprendizaje de idiomas. Hace una década, aprender una lengua suponía un despliegue de medios materiales y económicos. Diccionarios, gramáticas, cuadernillos, clases y la guinda del pastel: viajar, la inmersión absoluta en el entorno lingüístico y cultural.

Sin embargo, a día de hoy ya no hace falta salir de casa para aprender un idioma, escucharlo o hablarlo, ni tan siquiera tener libros, tomar notas o buscar un compañero de conversación. ¡La inteligencia artificial lo tiene todo! Solo es necesario un dispositivo con conexión a internet para adentrarse en un mundo lleno de posibilidades con un solo clic, también en el aprendizaje de idiomas.

En 2021, la UNESCO publicó una guía para abordar cuestiones básicas de cómo el futuro del aprendizaje se relacionará con la inteligencia artificial. El informe reconocía que, aunque el uso de esta tecnología ya es una realidad en muchas instituciones educativas para automatizar tareas de gestión y análisis de macrodatos, su verdadero potencial en la educación está por descubrirse.

Beneficios de la inteligencia artificial en el aprendizaje de idiomas

Aprender un idioma requiere un enfoque individualizado: el estudiante debe desarrollar cuatro habilidades lingüísticas: comprensión escrita, lectora, auditiva y oral. Estas cuatro áreas son básicas para entender el entramado de una lengua, y su dominio no se logra de forma equitativa; podemos ser muy buenos en comprensión textual, pero tener dificultades en producción oral y pronunciación.

Howard Gardner, psicólogo y profesor en la Universidad de Harvard, generó un tsunami cuando en 1983 afirmó que no existía una inteligencia, sino muchas formas diferentes de ser inteligente. Su teoría de las inteligencias múltiples, que incluye ocho tipos de inteligencia, desmontó la creencia tradicional de la inteligencia única tan extendida entre los maestros de la vieja escuela.

Cada individuo tiene más desarrollado determinado tipo de inteligencia. Ser malo en cálculo no significa que no seamos inteligentes, simplemente que nuestra capacidad está más desarrollada quizá en la lingüística, la musical o la interpersonal. La teoría de Gardner, aplicada al aprendizaje de idiomas, sostiene que cada individuo sigue rutas diferentes para aprender un idioma.

Y es aquí donde la inteligencia artificial, con su promesa de personalizar el aprendizaje, puede suponer una verdadera ventaja a una clase tradicional. El Departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid explica que para lograr esta magia tecnológica el primer paso es proporcionar ejemplos de datos a un algoritmo, los “datos de entrenamiento”. El algoritmo procesa estos datos y ajusta sus parámetros internos para establecer patrones y relaciones en los datos. Por último, el algoritmo, que ya está entrenado en estos datos, aplica lo aprendido a nuevos datos.

En definitiva, esta magia en forma de algoritmos y modelos matemáticos permite analizar el proceso de aprendizaje, identificar las áreas más débiles y generar una metodología adaptada para mejorarlas.

Otro beneficio significativo de la IA es su capacidad para proporcionar educación accesible a todo tipo de usuarios, lo que garantiza un aprendizaje innovador, inclusivo y equitativo eliminando las barreras físicas y de acceso a la información. Y esto es precisamente uno de los desafíos de la Agenda 2030, educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos (ODS 4).

aprendizaje de idiomas

Los beneficios de un docente

Un idioma es cultura, identidad y pertenencia, y sus hablantes son quienes le dan sentido. Afortunadamente, la inteligencia artificial no está tan desarrollada como para hacer innecesaria la figura de un profesional cualificado en la enseñanza de lenguas extranjeras.

En la actualidad, casi todos los productos de IA, incluidos los que pueden resultar útiles en el aprendizaje de idiomas, se abastecen de contenidos que han sido insertados previamente por expertos. En nuestro caso, a partir de la experiencia y destrezas de lingüistas, filólogos, fonetistas, etc. La IA proporciona retroalimentación al aprendiz a partir de la corrección de ejercicios; sin embargo, durante el proceso de aprendizaje de idiomas al estudiante le surgen dudas e incógnitas que solo un experto podrá explicar en detalle.

La IA también deja de ser una alternativa para aquellos que huyen de las nuevas tecnologías, ya sea por la incomodidad de la pantalla, o por desconfianza en el método digital; en estos casos, resurge la enseñanza tradicional, el bis a bis con el profesor que lleva las riendas.

Por otro lado, la inteligencia emocional, según la define Daniel Goleman en su famoso libro Emotional intelligence, adquiere un valor determinante: todo proceso de formación pasa por diversas etapas a nivel emocional. Conocer las propias emociones, saber manejarlas y automotivarse, son clave para mantener la constancia y lograr el aprendizaje. El profesor actúa como gestor de emociones para fomentar un entorno formativo adecuado y motivador.

El aprendizaje de idiomas va más allá del lenguaje

Desde nuestro enfoque experto, aprender una lengua extranjera con un profesor humano fomenta la interacción directa y el desarrollo de habilidades comunicativas, además de favorecer el trabajo en equipo, también mejoran las relaciones interpersonales y la empatía. De este modo, no se trata solo de aprendizaje de idiomas, sino de mejorar nuestra inteligencia emocional y hacer amigos.

Entonces, ¿cuál es el método ideal? La eficacia está en la combinación equilibrada y consciente de la enseñanza tradicional con la IA como herramienta complementaria, que permite al estudiante practicar de forma autónoma la materia explicada por el profesor. Dicho esto, ¿en manos de quién prefiere poner su aprendizaje de idiomas, del profesor de carne y hueso o del asistente virtual incógnito?

Este artículo se ha publicado en The Conversation

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