Una imagen vale más que mil palabras. No, no es una frase hecha. La ciencia así lo atestigua. Y es que, ¿sabías que eres capaz de procesar una imagen en tan solo 13 milésimas de segundo, es decir, 60.000 veces más rápido que un texto?
Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que el visual thinking se haya convertido en una eficaz técnica de aprendizaje. Si quieres saber más sobre esta técnica, en este artículo, puedes descubrir cómo utilizar el pensamiento visual para mejorar tus resultados, ya sean académicos o profesionales.
El visual thinking, englobado dentro de la familia de otros “Thinking” como el Design Thinking o el Critical Thinking, no es algo nuevo. De hecho, en 1969, Rudolf Arnheim, considerado el creador del concepto, ya establecía en su libro Visual Thinking que la visión es el medio primordial del pensamiento. A partir de esta premisa, desarrolló un modelo de aprendizaje basado en la imagen, es decir, el pensamiento visual, el cual consiste en organizar y representar ideas a partir de símbolos gráficos, como dibujos, gráficos, formas geométricas, flechas, pictogramas, etc., con el objetivo de potenciar la comprensión y la memorización.
La vista acapara el 50% de tus recursos neurales, según sostiene Daniel Silverman en Más visuales, una explicación científica, y, como consecuencia, el contenido visual juega un papel muy importante en la adquisición de conocimientos. Por ejemplo, ¿qué tardas menos en asimilar: un texto que diga “Deténgase y mire hacia los lados y no reanude la marcha hasta que haya comprobado que no vienen otros vehículos” o una señal roja y octogonal con la palabra STOP?
Tal y como recoge el cono del aprendizaje de Edgar Dale y Bruce Nylan, de la información que consigas retener, un 10% procederá de lo que has leído, un 20% de lo que hayas escuchado y un 30% de lo que hayas visto. Por esta razón, y también de acuerdo con la teoría de la curva del olvido, formulada por Hermann Ebbinghaus en Memory; A Contribution to Experimental Psychology, no sería extraño que, sin el apoyo de contenidos visuales, al cabo de un mes, hayas olvidado el 80% de lo que has estudiado.
“Escuche un fragmento de información y tres días después recordará el 10% de él. Agregue una imagen y recordará un 65%”
Dr. John Medina en Brain Rules.Si necesitas incorporar nuevos conocimientos a tu saber, ya sea porque estás estudiando para una oposición, te enfrentas a un nuevo proyecto profesional o necesitas memorizar el árbol genealógico de tu pareja antes de una reunión con la familia política, el visual thinking te ayudará a conseguir tus metas. Y es que, al posibilitar la representación de ideas, conceptos, flujos de procesos y relaciones, esta metodología resulta muy útil en el ámbito laboral, académico o personal.
En este sentido, dispones de una multitud de herramientas de pensamiento visual. A continuación, te presentamos algunas técnicas que puedes usar:
Como ves, existen numerosas formas de practicar el pensamiento visual. Incluso, si no tienes ninguna dote artística, puedes apoyarte en la tecnología, ya que hay diversas aplicaciones que te facilitan la creación de composiciones de visual thinking de forma sencilla y atractiva, como MindMeister, Bubbl.us, Easel.ly, Tayasui Sketches, D-Thinking o Canva.
Para que el resultado creativo sea realmente útil para tu aprendizaje, no basta con que salpiques el lienzo de ideas inconexas, sino que necesitas llevar a cabo el proceso siguiendo unas pautas básicas. ¿Qué pasos requiere la metodología de visual thinking?
En primer lugar, comienza recopilando la información del tema que estés estudiando. Con este fin, puedes utilizar la regla periodística de las 6W para determinar lo más relevante: What, Who, When, Where, Why y How, es decir, qué, quién, cuándo, dónde, por qué y cómo.
Con todas estas ideas sobre la mesa, te toca organizarlas. Determina qué aspectos son principales en la materia en cuestión y cuáles tienen un carácter secundario, y ve recogiendo esta estructura conceptual mediante un lenguaje visual. A continuación, completa tu documento con más detalles gráficos sobre la temática. En este sentido, es el momento de indicar las conexiones que existen entre unas ideas y otras, así como la jerarquía entre los conceptos.
Sé evocador en el diseño, es decir, trata de que lo que plasmes coincida con la imagen que tú tienes sobre ese concepto y da consistencia a tu ‘obra’: si utilizas el rojo para subrayar un concepto principal y el azul para los secundarios, repite esta fórmula en el resto de casos. Así, a simple vista, ya sabrás la jerarquía que hay, sin ni siquiera conocer el contenido del tema.
Una vez que incorpores el visual thinking a tu aprendizaje, notarás los beneficios que te aporta esta técnica. Por un lado, conseguirás simplificar conceptos complejos y, al acceder de un solo vistazo a los elementos y conexiones clave del tema, lograrás tener una visión global de la materia que te ayude a comprender toda la información. Incluso, serás capaz de detectar errores que, en un texto escrito, pasarían desapercibidos. Como decía Albert Einstein, “si no puedes dibujarlo, es que no lo entiendes”.
Del mismo modo, el establecimiento de jerarquías contribuye a que priorices los puntos más relevantes de cualquier asunto y optimices tus esfuerzos. Eso sí, sin renunciar a los detalles, ya que siempre puedes ir completando tu documento con información extra. Verás que el aprendizaje será más duradero, ya que el visual thinking está asociado con una memorización más prolongada.
Asimismo, el hecho de tener que dibujar conceptos complicados te aportará un nuevo enfoque más holístico y reflexivo, potenciará tu creatividad más allá de la creación de estos resúmenes gráficos e impulsará tu capacidad de resolución de problemas. Es decir, gracias al visual thinking, no solo aprenderás más y mejor, sino que también potenciarás el desarrollo de nuevas soft skills que te serán de gran ayuda para lograr tus metas, tanto en el plano académico como profesional.
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