Saber aplicar la inteligencia emocional en el trabajo es una de las principales habilidades que debe mostrar un líder. Entender cómo leer una situación y actuar en consecuencia, buscando la mejor forma de dirigirse a los demás, es crucial a la hora de construir entornos y equipos de trabajo de alto rendimiento.
Esta habilidad cobra cada vez más importancia en la actualidad, donde la gran competitividad que hay en el mercado exige a los profesionales que no solo tengan los conocimientos técnicos necesarios, sino que también posean capacidades como la empatía, la adaptabilidad y la resolución para entender mejor a los miembros de su equipo, saber cómo relacionarse con ellos y poder identificar sus necesidades para lograr una mejor comunicación y una mayor productividad.
¿Quieres saber en qué consiste la inteligencia emocional en el trabajo y cuál es su importancia para el buen rendimiento diario de los equipos? Sigue leyendo.
La inteligencia emocional en el trabajo se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como las emociones de los demás, en el entorno laboral. Es decir, implica ser consciente de nuestras emociones y cómo afectan nuestro comportamiento y nuestras decisiones en el trabajo.
Según Daniel Goleman, psicólogo e impulsor del concepto de inteligencia emocional, la inteligencia emocional en el trabajo se compone de:
El propio Daniel Goleman explica que, a pesar de la creencia popular, la inteligencia intelectual (IQ) tan solo representa el 20% del éxito de una persona; el otro 80% se lo otorga a la inteligencia emocional (IE).
Y es que el objetivo de la inteligencia emocional en el trabajo no es controlar nuestras emociones, sino saber manejar las situaciones en las que aparecen emociones incontrolables para poder tomar decisiones racionales, algo esencial para gestionar de manera efectiva un grupo de personas. Para ello, existen técnicas y estrategias que nos permiten reflexionar y pensar cuál es la mejor opción.
Dada su importancia en el plano laboral, la inteligencia emocional en el trabajo se ha convertido en una de las habilidades más valoradas de los líderes del siglo XXI, en cualquier ámbito y contexto. De hecho, en la actualidad, encontramos varios CEO y altos cargos que muestran lo fundamental que es poseer esta habilidad para liderar con éxito.
La antigua CEO de la tecnológica Xerox, Anne Mulcahy, asumió el cargo en un periodo complicado para la organización. En ese momento, la compañía experimentaba una notable disminución en las ventas, lo que generaba crecientes niveles de desconfianza tanto dentro como fuera de la empresa.
Para tomar las riendas del problema, Mulcahy prestó atención a las necesidades de sus empleados e impulsó la colaboración entre ellos, lo que generó una mayor confianza en los equipos e incrementó la productividad. ¿En qué se tradujo este movimiento a la larga? La empresa retomó su competitividad y su número de ventas.
Otro gran ejemplo de inteligencia emocional en el trabajo es Indra Nooyi, exdirectora ejecutiva de Pepsi. Indra mandó notas de agradecimiento a los padres de sus ejecutivos. Esta acción causó una increíble sensación de satisfacción y felicidad entre sus empleados, e, incluso, algunos declararon que era lo mejor que les había pasado. Gracias a este y otros gestos de gratitud, lealtad y humanidad, Nooyi alcanzó un índice de aprobación interno del 75% y un aumento de las ventas de PepsiCo de hasta un 80% en los últimos 12 años.
Al tratarse de una soft skill, aplicar la inteligencia emocional en el trabajo es algo que se puede entrenar y aprender. Ahora bien, como sucede con cualquier otra habilidad, obtener o mejorar esta capacidad requiere de un proceso en el que se debe prestar especial atención a los siguientes aspectos:
Analizar tu comportamiento en situaciones complicadas una vez que hayan pasado te ayudará a entender cuáles son tus carencias en torno a la inteligencia emocional. También existe la posibilidad de realizar tests para identificar qué aspectos puedes mejorar en el plano de las habilidades sociales y las relaciones personales.
Cuando hayas identificado las principales oportunidades de mejora en este sentido, puedes buscar distintos métodos para desarrollar estos puntos. Lo más recomendable es primero tratar de aprender de situaciones reales que no generan incomodidad. Una vez que hayas adquirido destreza, puedes aplicar el aprendizaje en momentos de desconfianza o conflicto en el entorno profesional.
La inteligencia emocional en el trabajo se demuestra, sobre todo, en el trato con otras personas. De ahí que, el entorno laboral, en el que confluyen relaciones que varían en niveles de confianza, proporciona una oportunidad ideal para observar el comportamiento de los demás. De este modo, podrás aprender qué actitudes son más o menos apropiadas para así adaptar tus interacciones con cada miembro del equipo en relación con lo que hayas observado.
Los prejuicios representan uno de los peores enemigos de la inteligencia emocional. Crearte ideas precipitadas de una persona sin conocerla puede jugarte malas pasadas, sobre todo, en el ámbito profesional. De hecho, incluso juzgar a alguien que ya conoces, sin haber pasado por sus mismas circunstancias, es un error. Por estos motivos, lo mejor es practicar la empatía y tratar de comprender al resto de personas.
El método más efectivo para desarrollar habilidades blandas es ponerlas a prueba. En este punto, es probable que te plantees cómo puedes poner a prueba la inteligencia emocional en el trabajo. La respuesta es interactuar más con los compañeros y dedicar tiempo a conocerlos a fondo, aunque esta interacción pueda dar lugar a conflictos. Esto proporcionará la oportunidad de aprender a resolverlos con confianza y seguridad.
Cultiva la capacidad de escucha. Pocas cosas contribuyen tanto al crecimiento personal como recibir críticas constructivas. El feedback de quienes nos rodean es esencial, tanto en el ámbito profesional como en la vida personal. Ante estos comentarios, puedes tomar dos posiciones: por un lado, tomar nota y tratar de aplicarlo o, por el otro, bloquear tu desarrollo laboral y personal.
Ahora que ya sabes qué es y qué aspectos se deben fomentar para fortalecer la inteligencia emocional en el trabajo, es el momento de analizar cómo influye la falta de inteligencia emocional en el trabajo. Y es que, en ocasiones, la comprensión de ciertos conceptos mejora al observarlos desde la perspectiva opuesta. Por ello, a continuación, presentamos algunas señales que indican la necesidad de trabajar la inteligencia emocional en el ambiente laboral:
Incapacidad para manejar críticas.
Elevados niveles de estrés.
Propensión al conflicto.
Reacción exagerada ante errores propios.
Dificultad para expresar emociones.
Dificultad para tomar decisiones.
Baja motivación y compromiso.
Ambiente laboral tenso.
Si nos fijamos en nuestras propias emociones, en el día a día, podemos experimentar varias como el enfado, la rabia, la desconfianza, la tristeza, la euforia, la impotencia, etc., en cualquier momento y a causa de la relación con otras personas de la empresa.
Para mejorar la inteligencia emocional en el trabajo, existen diferentes técnicas:
Comunicación asertiva: permite transmitir ideas desde la perspectiva de la autoconfianza y de una forma clara, a la vez que equilibrada y respetuosa con los demás.
Lenguaje corporal: analizar el propio lenguaje corporal y el ajeno es un gran método para entender lo que está sucediendo a nivel emocional.
Meditación: ayuda a mejorar el control de las emociones y desarrolla la capacidad de responder correctamente y con moderación en lugar de reaccionar sin control.
Diario emocional: escribir un diario emocional puede resultar muy eficaz y práctico para aprender a reconocer sentimientos y estados de ánimo.
Escucha activa y sincera: permite conocer a fondo las emociones y preocupaciones de los demás, así como mejorar las relaciones interpersonales.
Análisis de la situación: no juzgarse a uno mismo y analizar la situación desde un punto de vista neutro, como si de otra persona se tratara, otorga una perspectiva diferente que permite llegar a mejores conclusiones.
A medida que se implantan algunas de estas técnicas, u otras como el ensayo mental, la regulación del pensamiento o del razonamiento lógico, se puede mejorar mucho la inteligencia emocional en el trabajo. De este modo, se obtiene una experiencia que, poco a poco, se va integrando en cada una de nuestras decisiones, tanto a la hora de reaccionar a los sentimientos propios como a los de los demás.
En investigaciones recientes, se ha demostrado que hay una estrecha relación entre la inteligencia emocional en el trabajo y el desempeño de este mismo. Asimismo, los estudios señalan que, por lo general, las mujeres suelen obtener una puntuación más alta en campos como la empatía, las relaciones interpersonales y la responsabilidad social, tal y como se explica en el libro Liderazgo. El poder de la inteligencia emocional, de Daniel Goleman.
De hecho, Indra Nooyi subrayó la importancia de no dejar de lado los sentimientos de los demás, como elemento fundamental para un buen liderazgo, y mencionó que: “Lleva a la gente contigo. No importa cuán inteligente sea su estrategia, el éxito o el fracaso generalmente se reducen a una cosa: el equipo”.
Otra gran líder, Jacinda Ardern, exprimera ministra de Nueva Zelanda, demostró poseer inteligencia emocional durante su gestión de la pandemia de la covid-19. Entre sus medidas, decidió rebajar un 20% su sueldo y el de sus ministros. También se quiso asegurar de que el confinamiento se cumplía estrictamente por el bien de los ciudadanos y, como acto empático e inspirador, se mostró a sí misma trabajando desde casa.
No es la primera vez que Jacinda Ardern demuestra su dominio de las técnicas de inteligencia emocional. Tras el ataque terrorista que sufrió el país en 2019, Ardern se puso al frente de la situación mostrando empatía con todos los afectados, a la vez que condenaba con claridad y firmeza los actos terroristas, sin acudir al odio ni a la furia. Esta posición inspiró a todo el país para trabajar juntos y, así, salir adelante.
Por otro lado, la exprimera ministra neozelandesa también enseñaba su cara más personal a través de Instagram, donde combinaba mensajes oficiales con otras publicaciones relacionadas con sus tareas del día a día, que mostraban su labor de una forma cercana y humana.
En definitiva, la inteligencia emocional en el trabajo se ha catalogado en los últimos años como la inteligencia del éxito, ya que las buenas prácticas en el ámbito laboral permiten aumentar la productividad y el rendimiento de los equipos de trabajo, tal y como demuestran los ejemplos que hemos visto anteriormente, en los que altos directivos de grandes organizaciones aplican técnicas de inteligencia emocional para promover actitudes más positivas y aumentar la satisfacción de sus empleados.
Por todo esto, trabajar las habilidades, técnicas y conocimientos de inteligencia emocional en el trabajo es sumamente importante para los líderes del presente y del futuro.
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El Economista. (22 de abril 2022). Las empresas dan prioridad a la inteligencia emocional. https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/11735065/04/22/Las-empresas-dan-prioridad-a-la-inteligencia-emocional.html
García-allen, Jonathan. (s.f.). Daniel Goleman. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/biografias/daniel-goleman
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Campoalto. (s.f.). Habilidades blandas: las 5 más solicitadas en el 2022. LinkedIn. https://www.linkedin.com/pulse/habilidades-blandas-las-5-m%C3%A1s-solicitadas-en-el-2022-campoalto/
Pradas Gallardo, Claudia. (s.f.). 12 técnicas de control emocional. Psicología Online. https://www.psicologia-online.com/12-tecnicas-de-control-emocional-2324.html
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Wikipedia. (s.f.). Jacinda Ardern. https://es.wikipedia.org/wiki/Jacinda_Ardern
Publicado originalmente el 8 de septiembre de 2022 y actualizado el 26 de febrero de 2024.