¿Te resulta complicado expresar tu opinión en tu trabajo? Lo cierto es que no es un entorno en el que resulte sencillo dar feedback. Como señala la psicóloga LeeAnn Renninger, “los humanos hemos hablado de la importancia del buen feedback durante siglos, pero todavía somos bastante malos a la hora de darlo y recibirlo”.
En este sentido, hay momentos en los que los nervios o el carácter nos pueden jugar malas pasadas, por lo que no es de extrañar que tan solo un 26% de los empleados crea que puede mejorar en el desempeño de su trabajo gracias al feedback, según una encuesta de Gallup. Sin embargo, es algo inevitable en el día a día de cualquier empresa, por lo que, puestos a intercambiar opiniones, ¿por qué no intentar hacerlo de manera asertiva? Y es que es importante automatizar ciertas actitudes con respecto a las personas con las que convivimos en nuestro entorno profesional.
Por ello, con el fin de facilitar estos mecanismos, a continuación, te explicamos en qué consiste el concepto de feedback, con ejemplos incluidos, así como te proporcionamos algunas ventajas y razones que justifican por qué es necesario dar feedback en tu ámbito profesional y, además, hacerlo de forma positiva.
Se trata de un término de procedencia anglosajona cuyo concepto exacto en español sería la retroalimentación. En concreto, el Diccionario de Oxford lo define como la “capacidad de un emisor para recoger reacciones de los receptores y modificar su mensaje, de acuerdo con lo recogido”. No obstante, ¿cómo se aplica esto en el día a día de una empresa?
La respuesta es con el intercambio de distintos puntos de vista y opiniones, lo que también incluye las consideraciones acerca del trabajo ajeno: desde los comentarios que pueden surgir de igual a igual entre compañeros hasta los que cualquier superior hace a los miembros de su equipo.
Sin embargo, dar feedback de manera adecuada puede resultar realmente útil en diversos aspectos del ámbito profesional. Sin ir más lejos, se estima que aumenta la motivación y la productividad, facilita la toma de decisiones y genera confianza mutua, por lo que beneficia el trabajo en equipo. Al mismo tiempo, propicia un mejor ambiente laboral, lo que permite retener el talento en las empresas, y fomenta el crecimiento profesional de todos los trabajadores.
Como es natural, a todos nos gusta recibir feedback positivo en nuestro trabajo, ya que nos ayuda a sentirnos valorados y a ganar confianza. Sin embargo, en ocasiones, es necesario realizar o recibir críticas constructivas para desempeñar mejor alguna de nuestras tareas y así crecer profesionalmente. Sin embargo, poner esto en práctica sin herir sensibilidades no siempre resulta sencillo.
A pesar de todo, es importante que sepas que es posible ofrecer una retroalimentación negativa sin generar un problema. Al final, se trata de dar feedback de forma positiva. Para ello, hay que ver el feedback como una oportunidad de crecimiento o una visión global de la aportación del trabajador en la empresa, donde florecen más aspectos positivos que negativos. De este modo, se potencian todas las utilidades de la retroalimentación.
Por esta razón, si bien hay que ser firme y mostrar seguridad a la hora de emitir una opinión, la asertividad es un concepto que debe ir de la mano del feedback. En este sentido, es recomendable reflexionar bien los puntos a mejorar antes de emitir un comentario, buscar las posibles causas y saber comunicar mejor el mensaje que pretendemos dar. Por otro lado, también es aconsejable poner ejemplos de situaciones concretas que reflejen estos aspectos que se deben corregir.
Una vez que entendemos en qué consiste el feedback, que puede ser positivo o negativo, y que, además de que es importante darlo siempre, es necesario saber cómo hacerlo, conviene ilustrar la teoría de cómo dar feedback con ejemplos y recomendaciones.
En general, los expertos recomiendan dar feedback positivo en los primeros momentos del día o de la semana y hacer lo contrario con el negativo, así como concentrar las retroalimentaciones críticas en una sola ocasión y dividir los halagos en diversos momentos. Más allá de esto, podemos encontrar peculiaridades concretas para cada tipo de mensaje.
Como cabe esperar, resulta más complicado emitir retroalimentación negativa, así que, además de ofrecer ejemplos, también mencionamos algunas técnicas para hacerlo. Y es que, dependiendo de cada situación y contexto, es posible emplear un tono u otro a la hora de ofrecer feedback. No obstante, siempre es imprescindible hacerlo desde el respeto y la empatía.
Veamos algunas de estas estrategias para dar feedback y ejemplos:
Una de las estrategias más utilizadas a la hora de tener que dar un feedback negativo, pero con el objetivo de que la otra persona lo reciba de manera asertiva, es la llamada técnica del sándwich.
Se trata de ofrecer retroalimentación negativa entre dos positivas; es decir, primero se ofrece un halago; a continuación, se expresan las cuestiones a mejorar y, finalmente, se cierra el mensaje recordando algún aspecto que funciona por completo. En este sentido, te presentamos algunos ejemplos de feedback que siguen esta estrategia:
“Me gustaron mucho las ideas que aportaste en la reunión de ayer. Si bien creo que debes mejorar algunos de los diseños que propusiste, lo cierto es que el contenido fue tan bueno como siempre.”
“Los informes que me entregaste el lunes están perfectos. No obstante, de cara a los próximos, necesitamos reducir los tiempos, pero el resultado final es excelente y debe seguir así.”
El storytelling es una herramienta comunicativa todoterreno, ya que podemos emplearla en un sinfín de contextos diferentes. En este caso, relatar una historia imaginaria que coincida con la realidad de la situación puede ayudar al receptor del mensaje a entenderlo desde un punto de vista más objetivo y a asumir de un modo más amable el feedback. Te damos ejemplos de cómo hacerlo:
“Ponte en la situación de que un equipo de trabajo está estancado en un proyecto y necesita algo de proactividad y a alguien que asuma el liderazgo. ¿No crees que los miembros más veteranos deberían ser quienes ejerzan este rol?”
“Si una empresa está buscando talento para cubrir un puesto de trabajo y hay empleados en nómina que podrían responder a esta necesidad con un poco de esfuerzo y formación extra, ¿no merecería la pena dar un paso al frente? Yo creo que esto beneficiaría tanto al trabajador, que estaría mejor considerado, como a la empresa, que se ahorraría un salario completo ¿tú qué opinas?”
Si bien es cierto que el feedback siempre debe ser honesto, en ocasiones conviene evitar adornarlo, aunque, evidentemente, mantengamos el respeto en todo momento. En estos casos, revestir el mensaje puede generar una sensación negativa en alguien que únicamente espera sinceridad y total confianza por parte del emisor.
¿Qué ejemplos de feedback podemos dar en este caso?
“Necesito un mayor compromiso por tu parte con el equipo. Has demostrado tener talento para sacar adelante tus asignaciones, pero los resultados serían mejores si trabajamos en conjunto”.
“La puntualidad es un aspecto importante en nuestra empresa, entiendo que puedas tener un problema circunstancial en un momento dado, pero llegar unos minutos tarde no puede convertirse en algo habitual un par de días a la semana”.
Uno de los principales problemas a la hora de ofrecer retroalimentación en ambientes laborales reside en llevar estas sensaciones a lo personal. Tanto el emisor como el receptor del feedback, deben entender la relevancia del ámbito en el que se encuentran. En este sentido, a la hora de dar este feedback, deben tener en cuenta únicamente aspectos profesionales y utilizar un lenguaje apropiado en este contexto, lo que es válido para ejemplos positivos y negativos:
“No lo tomes como algo personal, pero esta redacción no es la más adecuada para el enfoque que estábamos buscando”.
“Necesitamos un mayor compromiso por tu parte. Debemos dejar la amistad a un lado cuando estemos en la oficina y mantener un ambiente exclusivamente profesional si queremos sacar la empresa adelante”.
La empatía debe ser la base en cualquier proceso de emisión de feedback, tanto entre superiores y subordinados, como entre miembros de la misma jerarquía en un equipo. Ahora bien, hay ocasiones concretas en las que, directamente, conviene evidenciar en el propio mensaje que nos ponemos en el lugar de la otra persona:
“Quiero que sepas que somos conscientes del momento en el que te encuentras y que puedes contar con nuestra ayuda. Si necesitas apoyo durante un tiempo para sacar tus tareas a tiempo, preferimos que lo comentes”.
“Los resultados de ventas de este mes son mejorables, pero sabemos que no te encuentras en un buen momento, así que puedes contar conmigo durante un tiempo para volver a tus números de siempre”.
Como decimos, resulta más sencillo dar feedback positivo, aunque esto no significa que siempre se haga de forma adecuada. Por ejemplo, no es necesario esperar a que un empleado destaque notablemente para ofrecerle un halago. En ocasiones, basta con entender que siempre intenta hacerlo lo mejor que puede. Esto es algo recomendable para mantener la motivación de los trabajadores.
Tampoco es conveniente exagerar en las opiniones positivas, ya que pueden perder credibilidad, del mismo modo que la pierden cuando el discurso es demasiado elaborado. Lo ideal es centrarse en un aspecto en concreto y dar un mensaje al respecto. Por último, es interesante aprovechar el halago para acompañarlo de oportunidades de mejora.
Veamos algunos ejemplos de feedback positivo:
Como has podido ver a lo largo del artículo, ofrecer feedback es imprescindible en cualquier trabajo. De hecho, es algo que llevamos a cabo con nuestros proveedores, entre compañeros y que esperamos de nuestros clientes. Además es una tarea imprescindible entre un superior y su subordinado —aunque, en este caso, mucho mejor si el feedback es bidireccional.
Teniendo esto en cuenta, lo más probable es que, en un momento u otro, nos toque darlo o recibirlo. En este sentido, disponer de habilidades como la empatía se convierte en algo esencial, y es que todo resulta en algo tan básico como ese consejo que todos hemos escuchado: “trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti”.
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